Europa está aumentando su capacidad de materias primas críticas. Desde el litio a las tierras raras, la UE invierte en minería local y cadenas de suministro más ecológicas para reducir la dependencia de las importaciones. Una carrera estratégica por la independencia energética y tecnológica.
Las tensiones y conflictos geopolíticos, como los de Ucrania, hicieron ver a la UE lo vulnerable que es al depender de uno o incluso unos pocos países para obtener recursos clave.
Como en el caso del gas ruso, la misma lógica se aplica a los llamados materiales críticos, recursos naturales esenciales para la economía.
Ahora la UE quiere ser más autosuficiente, aumentar su capacidad nacional de materias primas y diversificar las fuentes de suministro. Pero ¿cómo y a qué precio? Ese es el tema central de este episodio de 'Europeans’ Stories'.
La Unión Europea necesita materias primas fundamentales para sus objetivos de neutralidad climática del Green Deal: la transición digital, la seguridad y la defensa, y las industrias espacial y de la innovación.
La UE ha identificado 34 materias primas críticas, entre ellas el litio, el cobalto, los elementos de tierras raras y el magnesio.
Pero muchas tienen cadenas de suministro de alto riesgo. Por ejemplo, el 63% del cobalto mundial se extrae en la República Democrática del Congo y el 100% de las tierras raras utilizadas para imanes permanentes se refinan en China.
En 2024, la UE aprobó la Ley de Materias Primas Críticas para impulsar la capacidad nacional de materias primas estratégicas.
La Ley establece que para 2030 Europa deberá extraer el 10% de las necesidades anuales de la UE, procesar el 40% y reciclar el 25%. No más del 65% de las necesidades anuales de la UE de cada materia prima estratégica debe proceder de un solo tercer país.
La minería está profundamente arraigada en la historia de los Montes Metálicos, que se extienden a lo largo de la frontera checo-alemana. Aquí, las reservas de estaño y wolframio se explotaron desde la Edad Media hasta la década de 1990, cuando dejaron de ser rentables. Hoy solo queda un museo, pero la transición energética está abriendo nuevas posibilidades.
El litio es un elemento crucial para la producción de baterías, y los expertos calculan que entre el tres y el cinco por ciento de las reservas mundiales de litio pueden encontrarse bajo la localidad checa de Cínovec.
Geomet, una empresa privada con participación estatal, trabaja para crear lo que dice será una cadena de producción respetuosa con el medioambiente. Es uno de los 47 Proyectos Estratégicos seleccionados por la Comisión Europea para impulsar la capacidad nacional de materias primas estratégicas.
"Vamos a extraer casi 3 millones de toneladas de mineral al año y produciremos unas 30.000 toneladas de producto final al año", explica Tomáš Vrbický, geólogo que trabaja para Geomet.
La empresa planea no sólo extraer el mineral, sino también producir carbonato de litio, un ingrediente clave utilizado en la industria de las baterías. Es raro que una empresa finalice todo el proceso internamente, sin recurrir a terceros países. Pero habrá muchos retos y costará más.
¿Son realistas los planes europeos?
Para 2030, Europa aspira a extraer el 10% de sus necesidades anuales, procesar el 40% y reciclar el 25%.
Starý Jaromír, jefe de Departamento del Servicio Geológico Checo, duda que estos objetivos puedan alcanzarse en tan poco tiempo.
"Este objetivo no es realista porque algunas de las materias primas críticas para la Unión Europea no se encuentran en el continente europeo ni se explotan actualmente. En la actualidad es imposible afirmar que algunas de las materias primas críticas se manejarán en cantidades de hasta el 10% del consumo europeo".
A la pregunta de si la necesidad de materias primas críticas está haciendo olvidar a Europa la contaminación que conlleva la minería, el geólogo Gabriel Zbyněk, del Servicio Geológico Checo, responde que los métodos mineros, así como la legislación europea, han progresado en lo que respecta a cómo se supervisa y controla la minería hoy en día, y añade: "En la UE necesitamos realmente estas materias primas. Y probablemente sea un poco hipócrita decir que no necesitamos ninguna explotación minera aquí, y si se va a explotar en cualquier otra parte del mundo y de una forma que no nos importa. Sobre todo cuando no está `en nuestro patio trasero´".
Toda extracción de minerales implica cierto grado de contaminación. Puede que no sea totalmente evitable, pero puede minimizarse. El reto de Europa es encontrar el equilibrio adecuado entre la necesidad de una industria menos contaminante y socialmente justa, y los mayores costes que ello conlleva.