Estoy en Croacia y busco fugas en la red de gas natural por las que se escapa metano, uno de los asesinos climáticos más peligrosos que existen. La Unión Europea pretende reducir sus emisiones.
Théophile Humann-Guilleminot agarra su «maleta» de 100.000 euros, una cámara especial de alta tecnología: "Hoy vamos a cazar emisiones de metano en Croacia. Analizaremos plantas de petróleo y gas natural". Theo, técnico en termografía, trabaja para la organización internacional de protección del clima CATF y ya ha emprendido 500 "cacerías de metano", desde Rumanía hasta España. Siempre ha encontrado lo que buscaba.
El metano es el gas que provoca un tercio del calentamiento global. En una comparación de 20 años, el metano es hasta 80 veces más perjudicial para el clima que el CO2. La agricultura, los vertederos mal sellados y el uso de combustibles fósiles son las fuentes principales de procedencia humana.
Si se compara con los niveles previos a la industrialización, el contenido de metano en la atmósfera ha aumentado en un 260%. Desde el año 2000, el aumento anual del metano ha sido tal que el daño climático equivale al que provocarían 350 millones de coches. Si todo sigue igual, la Tierra podría llegar a calentarse hasta cuatro grados centígrados más de aquí a finales de siglo.
El metano se escapa, sobre todo, durante la extracción, la transformación, el transporte, la distribución y el almacenamiento del gas natural. Este asesino climático se libera en el aire a través de las perforaciones y la quema en antorcha, además de mediante tuberías y estaciones de compresión que tengan fugas.
La Unión Europea, junto a 159 países socios, se ha comprometido a reducir en un tercio las emisiones de metano en todo el mundo entre 2020 y 2030. El Reglamento de la UE sobre el metano, que está en vigor desde verano de 2024, pretende contribuir así:
- Las empresas deben controlar mejor sus sistemas.
- Las emisiones de metano se deben registrar con precisión.
- La quema rutinaria queda prohibida.
- Las fugas se deben reparar inmediatamente.
Theo instala su cámara especial frente a una planta de procesado en Velika Ludina, justo a las afueras del pueblo: "Me temo que puede que descubramos fugas en los tanques de almacenamiento. Están muy deteriorados".
En lugar de devolver el metano al sistema, hay empresas que prefieren invertir en nuevos yacimientos de petróleo y gas, cosa que les produce mayores beneficios a corto plazo. El problema suele estar en los subcontratistas o en la falta de conocimientos técnicos y la buena voluntad.
Los trabajadores con máscaras antigás se mueven entre las ruedas de válvulas y los tanques. Théophile mira el detector: "¡Una fuga! ¡Qué locura! Esto es intencionado; saben que están liberando ese gas". Se abre uno de los tapones del depósito. "Dejan que el petróleo respire", explica Theo, experto del CATF. El sistema está "ventilado" y el metano se libera al aire ambiente. "Según el nuevo Reglamento europeo sobre el metano, esta práctica está prohibida", señala Theo.
Unos kilómetros más adelante, en mitad de la pequeña ciudad de Dugo Selo, descubrimos una llama, una especie de "residuo" de la extracción y la transformación del aceite. De repente, se escucha un silbido y la llama alcanza varios metros de altura. "Esto está prohibido en la Unión Europea", reitera Theo. "El Reglamento de la Unión Europea sobre el Metano existe desde agosto de 2024, y quemar gas de esta manera no es legal".
En París, me reúno con Tomás de Oliveira Bredariol, experto en metano de la Agencia Internacional de la Energía. ¿Cómo se puede evitar que se oculten las emisiones de metano? "Tenemos datos de satélite. Y también hacen falta mediciones sobre el terreno", explica de Oliveira. Las autoridades de supervisión independientes deben actuar.
Pero las emisiones de metano, ¿se registran como es debido? De Oliveira tiene clara su postura: "Las emisiones de metano procedentes del sector del petróleo y del gas que se comunican oficialmente alcanzan una cifra de 40 millones de toneladas. La estimación por parte de la AIE es de unos 80 millones de toneladas de metano: ¡el doble!".
¿Y por qué resulta tan peligroso el metano? De Oliveira: "Hasta la fecha, el metano ha sido el responsable de aproximadamente un 30% del calentamiento global. Se espera que las emisiones de metano que procedan de combustibles fósiles disminuyan un 25% de aquí a 2030. Una cifra muy alejada de la que necesitamos, que es una reducción del 75%".