Un nuevo estudio desmiente las teorías según las cuales el cambio climático podría tener algún aspecto beneficioso para las muertes relacionadas con la temperatura, a medida que Europa se calienta.
Es probable que el cambio climático provoque un fuerte aumento de las muertes por temperaturas extremas, que superará con creces cualquier disminución de las muertes relacionadas con el frío en toda Europa. Un estudio de modelización dirigido por investigadores del Laboratorio de Modelización de Medioambiente y Salud (EHM) de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y publicado en 'Nature Medicine' ofrece algunas pistas esenciales sobre el asunto.
"Este estudio aporta pruebas convincentes de que el fuerte aumento de las muertes relacionadas con el calor superará con creces cualquier descenso relacionado con el frío, lo que se traducirá en un aumento neto de la mortalidad en toda Europa", afirma el profesor Antonio Gasparrini, autor principal del artículo y director del EHM de la LSHTM.
"Estos resultados desacreditan las teorías propuestas sobre los supuestos efectos 'beneficiosos' del cambio climático, a menudo realizadas en oposición a políticas vitales de mitigación del calor que deberían aplicarse cuanto antes".
Los expertos calculan que el cambio climático podría provocar directamente más de 2,3 millones de muertes adicionalesrelacionadas con las altas temperaturas en 854 ciudades europeas, de aquí a 2099, si no se reducen las emisiones de carbono a la atmósfera. Así, los investigadores afirman que el 70% de estas muertes podrían evitarse si se actúa con rapidez.
¿Qué ciudades europeas registrarán más muertes relacionadas con las altas temperaturas?
Según las previsiones, Barcelona registrará el mayor número de muertes relacionadas con las altas temperaturas a finales de siglo (alrededor de 246.000). Le siguen dos ciudades italianas: Roma, con unas 147.700 muertes previstas, y Nápoles, con alrededor de 147.000.
La cuarta de la lista es otra ciudad española, Madrid (con unas 129.700 muertes previstas), y en quinto lugar está otra ciudad transalpina, Milán (donde está previsto que fallezcan unas 110.100 personas).
A estas ciudades les siguen: Atenas, con unas 87.500 muertes previstas, Valencia (con alrededor de 67.500 muertes), Marsella (en torno a 51.300 muertes), Bucarest (unos 47.460 fallecidos) y Génova (con cerca de 36.340 fallecidos).
Los investigadores afirman que, debido a su gran población, el mayor número de muertes relacionadas con la temperatura se prevé en las ciudades mediterráneas más pobladas. Sin embargo, es probable que muchas ciudades más pequeñas de Malta, España e Italia también se vean gravemente afectadas.
Lejos del Mediterráneo, se espera que el impacto sea menos grave. Otras capitales europeas, como París, podrían registrar un aumento menor, aunque significativo, de las muertes relacionadas con el frío y el calor.
Más al norte, en Reino Unido y Escandinavia, el estudio muestra que podría haber una disminución neta de las muertes relacionadas con la temperatura. Las cifras previstas en Londres, por ejemplo, muestran un descenso de 27.455 fallecidos a finales del presente siglo.
Sin embargo, los investigadores señalan que este descenso se ve contrarrestado en gran medida por los aumentos registrados en el resto de Europa, lo que se traduce en unos 2,3 millones de muertes adicionales relacionadas con el aumento de las temperaturas en todo el Viejo Continente.
¿Pueden adaptarse las ciudades europeas al aumento de las temperaturas?
Europa se está calentando más rápido que cualquier otro continente de la Tierra. Los datos climáticos actuales muestran que las temperaturas están aumentando en el Viejo Continente al doble de la media mundial. Las cifras previstas son asombrosas, pero el aumento de las muertes no es el único problema potencial al que podría enfrentarse Europa a medida que avanza el calentamiento global.
"Las muertes relacionadas con el calor son solamente una medida de las repercusiones sanitarias del aumento de las temperaturas. El calor extremo mata y, además, causa una amplia gama de problemas de salud graves", afirma la doctora Madeleine Thomson, responsable de impacto climático y adaptación de la fundación benéfica mundial Wellcome. "Se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, abortos espontáneos y mala salud mental", indica.
Thomson añade que no estamos debidamente preparados para los efectos que esto tendrá en nuestra salud. Las diferentes ciudades y pueblos tienen que adaptarse rápidamente para empezar a hacer frente al aumento de las temperaturas. Cambios como añadir espacios verdes o para hidratarse pueden ayudar a refrescar los entornos urbanos donde el calor queda atrapado por los edificios y grandes cantidades de asfalto u hormigón.
Sin embargo, la adaptación por sí sola no basta. El estudio sugiere que aunque se hicieran enormes esfuerzos para adaptar las ciudades al cambio de temperaturas, esto no bastaría para equilibrar el aumento de los riesgos para la salud debido a la exposición al calor, especialmente en las zonas más vulnerables, como la zona mediterránea, Europa central y los Balcanes.
Solamente una reducción significativa y rápida de las emisiones de carbono a la atmósfera reduciría el número de muertes por calor extremo. Según Pierre Masselot, estadístico y epidemiólogo medioambiental del EHM en el LSHTM, "nuestros resultados subrayan la necesidad urgente de actuar de forma agresiva, tanto en las acciones para tratar de mitigar el cambio climático como en la adaptación al aumento del calor".
El especialista añade que "esto es especialmente crítico en la zona mediterránea" donde, si no se lleva ningún tipo de acción a cabo, para tratar de mantener a raya al calentamiento global, las consecuencias del aumento de las temperaturas podrían ser nefastas.