Chemnitz aspira a un nuevo comienzo creativo. Como Capital Europea de la Cultura 2025, esta gran ciudad del este de Alemania quiere alejarse de su imagen negativa de bastión de la extrema derecha.
Hay una gran ciudad en el este de Alemania de la que muchos europeos nunca han oído hablar: Chemnitz. Ahora Chemnitz es Capital Europea de la Cultura. Esto ha sorprendido a muchos. La pérdida de la industria, la emigración, el envejecimiento de la población, la extrema derecha... Chemnitz tiene muchos problemas. Como Capital de la Cultura, la ciudad busca ahora sus puntos fuertes.
Bajo el régimen de la RDA, Chemnitz pasó a llamarse Karl-Marx-Stadt. Hoy, la ciudad con una larga historia industrial recupera su antiguo nombre. El lema de Chemnitz Capital de la Cultura: "Hacer visible lo invisible".
¿Qué es una "Capital de la Cultura"? Hace 40 años surgió una idea en Grecia: cada año se elige una "Ciudad Europea de la Cultura". La prioridad inicial era salvaguardar el patrimonio cultural común: el título se concedió a ciudades con mucha cultura antigua, como Atenas, París, Ámsterdam y Florencia.
Sin embargo, eso ha cambiado desde Glasgow 1990: hoy, las prioridades incluyen también el desarrollo urbano, la participación ciudadana y la diversidad cultural. Cada vez más ciudades con problemas económicos y sociales solicitan el título. El título de "Capital de la Cultura" pretende contribuir a un nuevo comienzo. La Unión Europea apoya el proceso de transformación con financiación. Chemnitz ganó el título para 2025, junto con Nova Gorica, en Eslovenia, y Gorizia, en Italia.
Sophie y Cathleen son dos de los más de mil voluntarios de la Capital de la Cultura de Chemnitz. "Hay mucha gente que se queja", comenta Sophie, "que dice que aquí no va a cambiar nada. Pero ahí es precisamente donde debes intervenir y decir: claro que puedes cambiar algo, echando una mano tú mismo".
Un tercio de los habitantes de Chemnitz tiene más de 60 años. Sophie colabora en el proyecto "Vecinos bailarines". Alexandra Takats dirige el "Equipo Generación" como gestora de proyectos. Los organizadores de la Capital de la Cultura se esfuerzan por implicar a todos los estratos de la población, ya sean jóvenes o mayores, nacidos en Chemnitz o en cualquier otro lugar: "Tenemos muchos proyectos socioculturales cuyo objetivo es unir barrios, para que los recién llegados con antecedentes migratorios puedan mezclarse con gente que lleva mucho tiempo viviendo aquí".
Hay que verlo en el contexto de los disturbios de 2018. Chemnitz fue noticia por aquel entonces. Tras un apuñalamiento mortal, una multitud de extrema derecha apaleó a personas que parecían extranjeras. La escena de ultraderecha sigue presente hoy en la región.
Chemnitz es también un bastión de la AfD, partido euroescéptico con muchos seguidores, y una actitud crítica hacia el proyecto de Capital de la Cultura. Ronny Licht, concejal de la AfD: "Chemnitz es una ciudad dividida. Se dice que "los malos" de derechas no forman parte de la sociedad. Luego se sigue hablando de una "sociedad civil" que debe hacerse oír. Eso no une, divide".
Los organizadores de la Capital de la Cultura ven las cosas de otro modo. Pascal Anselmi, gerente de Proyectos de Capacitación: "Si intentas implicarte activamente en tu barrio, para mí eso es cultura. La voluntad de mover algo, de cambiar algo, de crear algo nuevo. No seas pasivo, mejor di: Esta es mi ciudad, me implico, participo. Y eso, por supuesto, es democracia en el mejor sentido de la palabra".
Esta es también la opinión del sociólogo Ulf Bohmann, de la Universidad Tecnológica de Chemnitz: "La candidatura de Chemnitz Capital de la Cultura se centra claramente en cuestiones sociales. El trabajo conjunto puede cambiar la ciudad a largo plazo. La cultura puede servir para ensayar la convivencia democrática y hacer a la gente más resistente al extremismo de derechas".
Uno de los proyectos más importantes de la Capital de la Cultura se llama "Barrio Vivo". Hay actividades en garajes y parques, dinero para proyectos comunitarios en los que la gente puede rediseñar sus barrios según sus propias ideas... La receta cultural de Chemnitz es sencilla: la proximidad con la gente, la participación y la promoción de la cultura en la vida cotidiana.