Los portugueses se han manifestado en todo el país. En España, se ha convocado una gran concentración de cara al día 13 de octubre.
PUBLICIDADEspaña y Portugal atraviesan una seria crisis de vivienda. La gran parte de los jóvenes no se puede permitir acceder a una. Por ello, ambos países se han movilizado exigiendo soluciones a la clase política. Mientras que en España se ha convocado una gran manifestación que tendrá lugar el domingo 13 de octubre, los vecinos portugueses han protestado este fin de semana.
Las marchas reflejan el creciente descontento con la crisis de vivienda en Portugal, marcada por el aumento de los precios de las casas y los costos de alquiler. El origen del problema incluye la escasez de vivienda social y asequible, la llegada de extranjeros ricos atraídos por beneficios fiscales, y el impacto del turismo que promueve alquileres de corta duración en detrimento de los alquileres a largo plazo para los residentes. Son los mismos problemas que azotan a España.
La respuesta del Gobierno luso ha sido un paquete de 2.000 millones de euros para construir 33 mil casas hasta 2030. Ha sido recibida con escepticismo, ya que muchos creen que el Ejecutivo está más comprometido con el sector inmobiliario que con las familias. Los manifestantes enfatizan la necesidad urgente de políticas que prioricen la vivienda asequible y que garanticen un techo digno para todos.
El movimiento Puerta a Puerta y otras organizaciones ven la crisis como un problema estructural, y las estadísticas señalan aumentos significativos en los precios y alquileres de las viviendas en los últimos años. Portugal, siendo uno de los países más pobres de Europa Occidental, enfrenta desafíos estructurales, especialmente con la mayoría de los trabajadores ganando salarios bajos, lo que agrava aún más el problema de la vivienda.
"El problema de la vivienda se arrastra desde hace muchos años en nuestro país y que ahora está llegando a una situación que es más que insoportable", dijo un manifestante en Oporto.
¿Qué solución tiene la crisis de vivienda?
El Gobierno de coalición de centroderecha de Portugal, liderado por el primer ministro Luís Montenegro y constituido por el Partido Social Demócrata y el CDS-Partido Popular, anunció un paquete de 2 mil millones de euros para construir 33 mil viviendas hasta 2030, pero muchos manifestantes dudan que puedan cumplir lo prometido.
"Decirle al Gobierno que es necesario tomar medidas para bajar el precio de la vivienda y poner en primer lugar la vida de quienes viven y trabajan en nuestro país y necesitan un techo para que eso suceda con calidad", dijo André Escoval, del movimiento por el derecho a la vivienda, Porta a Porta.
En total, 22 ciudades de todo el país se adhirieron al llamado de la plataforma que reúne a organizaciones y movimientos como Casa Para Viver, Porta a Porta, Referendo pela Habitação, Projecto Ruído, Vida Justa y 1º Esquerdo. La plataforma no tiene dudas de que este Gobierno liderado por Luís Montenegro "está bastante comprometido con lo que es el negocio inmobiliario".
"Los precios y los alquileres de las viviendas siguen subiendo, el hacinamiento aumenta, así como los tugurios, las personas sin hogar y los desalojos. La mayor parte de nuestro salario, si no todo, se gasta en pagar la vivienda. De esta forma, es inevitable que la pobreza aumente", señalan los organizadores a la agencia de noticias Lusa.
Una crisis "crónica y estructural"
En su declaración publicada en línea, el movimiento Porta a Porta afirma que la crisis de la vivienda en Portugal no es temporal, sino "crónica y estructural". Entre 2020 y 2021, los precios de las viviendas en Portugal registraron un aumento del 157%.
De 2015 a 2021, los alquileres aumentaron un 112%, según Eurostat, la agencia de estadísticas de la Unión Europea. Portugal es uno de los países más pobres de Europa Occidental y desde hace mucho tiempo busca inversiones basadas en una economía de bajos salarios.
Poco más de la mitad de los trabajadores portugueses gana menos de 1.000 euros al mes, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Trabajo relativas a 2022.