11 toneladas de basura, cuatro cadáveres y un esqueleto han sido retirados del Everest desde la última temporada de escalada: todo un atentado ecológico contra la cordillera más alta del mundo.
El Gobierno de Nepal afirma que tiene el "deber de proteger" el Himalaya de los riesgos que presentan el cambio climático y el creciente número de alpinistas que intentan escalar las cumbres de la región, especialmente en el Everest.
"El Gobierno está firmemente comprometido a apoyar el alpinismo de todas las formas posibles: manteniendo la seguridad de los escaladores, protegiendo la belleza natural de nuestras cumbres y ayudando a las comunidades locales a crecer junto con el espíritu de aventura", ha declarado el ministro de Turismo de Nepal, Badri Prasad Pandey.
Pandey ha intervenido desde Katmandú en una reunión de un centenar de alpinistas de todo el mundo que han alcanzado la cumbre más alta del mundo, a 8.849 metros. La conferencia debate cómo proteger tanto a los escaladores como al medio ambiente. Los asistentes han expresado su preocupación por el creciente número de personas que se agolpan en el Everest para intentar escalar la cima, acumulando basura y estropeando el medio ambiente. La ironía se cernía de forma patente sobre los montañistas y políticos presentes mientras se quejaban de un problema que ellos mismos han contribuido a generar.
Hasta 11 toneladas de basura retiradas del Everest en 2024
Los escaladores suelen pasar semanas en los campamento base para aclimatarse a la altitud, antes de iniciar su ascenso final a la cima. El Gobierno de Nepal financió el año pasado la retirada de 11 toneladas de basura, cuatro cadáveres y un esqueleto del Everest durante la temporada de escalada. Además del gasto público, también peligran a su vez las vidas de los militares y sherpas encargados de las misiones de limpieza y rescate.
"Hoy en día, el cambio climático está poniendo en peligro este futuro. Por eso, debemos actuar con cuidado, con sabiduría y con un profundo sentido del respeto", ha afirmado Pandey. "Estas montañas son sagradas, y es nuestro deber protegerlas para las generaciones venideras". Nepal no tiene normas sobre cuántos días deben pasar los alpinistas para aclimatarse o hacer ascensiones de práctica. Los permisos para escalar el Everest, que cuestan 11.000 dólares (unos 9.700 euros) cada uno, son válidos durante 90 días. La temporada de escalada suele terminar a finales de mayo, cuando el tiempo empeora y comienza la estación de los monzones.
El Himalaya está cada vez más masificado
El Everest fue conquistado en 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y su guía, el sherpa Tenzing Norgay. Desde entonces ha sido escalado miles de veces y cada año cientos de personas más intentan alcanzar la cumbre. La popularidad del reto hace que los escaladores se enfrenten a mayores riesgos, ya que se forman colas en las rutas hacia la cumbre durante las breves ventanas de buen tiempo, abarrotando el estrecho y peligroso camino hacia la cumbre a través de crestas heladas y pendientes escarpadas.
También preocupa el nivel de experiencia de algunos alpinistas, que se ponen en peligro a sí mismos y hacen peligrosas las ascensiones para los demás. "El mayor problema y preocupación en este momento es la masificación", afirmó Adriana Brownlee, la mujer más joven en escalar los 14 picos más altos del mundo, los ochomiles. "Tenemos que asegurarnos de que (las personas que están en la montaña) tienen experiencia en el mundo del alpinismo. Para que si tienen problemas o están solos y pasa algo, sepan cómo salvarse".
La alpinista nepalí Purnima Shrestha afirmó que los intentos de escalar el Everest se han comercializado demasiado. "No toda la gente está preparada física y emocionalmente para escalar la cima, eso es faltar al respeto al Everest", afirmó. "Por eso hay tantos atascos de camino a la cima".
Este guía del Everest dice que usar xenón es "mejor" para el medio ambiente
Mientras tanto, un experimentado guía de montaña británico defiende las ventajas de utilizar gas xenón para que la ascensión al Everest sea más rápida y mejor para el medio ambiente. Lukas Furtenbach llevó a un equipo de alpinistas británicos, que partieron de Londres el 16 de mayo, a escalar la cima el 21 de mayo. Regresaron a casa dos días después, en una de las ascensiones más rápidas registradas al pico más alto del mundo, incluido el viaje de ida y vuelta de los escaladores desde sus casas.
Sin embargo, el uso del tratamiento con gas xenón ha suscitado polémica e incluso ha despertado la preocupación de las autoridades nepalíes de montañismo, que han anunciado una investigación. "La única razón por la que trabajamos con xenón es para hacer la escalada más segura, para proteger a los escaladores del mal de altura", declaró Furtenbach a AP a su regreso a Katmandú. "Vemos que todos los años muere gente en el Everest y este puede ser un paso para mejorar la situación y hacer más segura la escalada en montañas de gran altitud".
Los alpinistas habían dedicado meses de preparación, entrenándose en tiendas de hipoxia, y se sometieron a un tratamiento con gas xenón en una clínica de Alemania solo dos semanas antes de partir hacia Nepal. Furtenbach afirma que la posibilidad de escalar la cima en un periodo de tiempo más corto podría suponer un menor impacto medioambiental en la montaña.
"Los residuos humanos son uno de los mayores problemas del campo base del Everest. Si la gente pasa allí una semana en comparación con ocho semanas, supone una reducción del 75% de estos", dijo. "Es una reducción enorme de basura en la montaña y también de recursos que hay que llevar al campamento de atrás y que hay que subir a la montaña". El departamento de montañismo de Nepal emitió un comunicado de prensa en el que decía que iba a investigar el uso del xenón.