España está planteando prohibir tirar toallitas húmedas al váter y quiere obligar a los fabricantes a pagar por la limpieza, con el objetivo de frenar la contaminación plástica en ríos y mares.
España planea prohibir tirar toallitas húmedas al inodoro y soltar globos desechables de forma deliberada, en un esfuerzo por frenar la contaminación plástica en ríos y mares. El decreto, publicado esta semana, obligará además a los fabricantes de toallitas a pagar la limpieza de los atascos que sus productos provocan en las alcantarillas y estaciones depuradoras del país.
Esta medida busca asegurar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, especialmente aquellos relacionados con el consumo responsable y la conservación de los ecosistemas marinos.
Las toallitas y los globos figuran entre los diez residuos plásticos de un solo uso más comunes en las playas europeas en concreto, el quinto y noveno respectivamente, según una directiva de la Unión Europea citada por el Gobierno español. Además, se subraya el carácter transfronterizo de estos residuos y su impacto global creciente.
¿Por qué las toallitas húmedas son malas para el medio ambiente?
Aunque se comercializan como productos de higiene doméstica, las toallitas húmedas son altamente contaminantes. "Incluso las fabricadas con polímeros naturales sin modificaciones químicas tienen un impacto negativo sobre el medio ambiente y afectan al funcionamiento de las redes de saneamiento", señala la normativa. Estas toallitas no se desintegran completamente y obstruyen los sistemas de alcantarillado, reduciendo su capacidad y aumentando el riesgo de inundaciones, especialmente en épocas de lluvias intensas.
El coste económico también es elevado: la limpieza de toallitas en el sistema de saneamiento español cuesta cerca de 230 millones de euros al año, según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS).
Además, el impacto ecológico es severo. Incluso las toallitas etiquetadas como biodegradables pueden permanecer en el entorno durante años. Sus fibras y microfibras contaminan ríos y mares, y pueden ser ingeridas por animales marinos, causándoles la muerte. Estas fibras también actúan como esponjas tóxicas, al absorber productos químicos de las aguas residuales, alerta la organización británica Final Straw Foundation.
¿Cómo funcionará la prohibición española?
El Gobierno español quiere que sean los productores de estas toallitas y los globos quienes asuman los costes derivados de la contaminación causada por sus productos. La futura norma establece que las empresas deberán pagar la limpieza de infraestructuras de saneamiento y depuración, así como el transporte y tratamiento de los residuos. También tendrán que financiar campañas de concienciación ciudadana, ya que la educación ambiental será clave en esta transición.
Aunque las toallitas realmente biodegradables quedarán exentas de esta prohibición, el Ministerio para la Transición Ecológica desaconseja tirar cualquier tipo de toallita por el inodoro. Por ahora, queda por definir cómo se aplicará esta parte de la legislación a los consumidores particulares.