El lince ibérico se salvó gracias a un programa de cría y a una campaña de concienciación en la España rural, pero el felino se enfrenta de nuevo a una creciente oposición.
En un abrir y cerrar de ojos, Vírgula sale disparada de una caja y salta colina abajo hacia la libertad. Con sus inconfundibles orejas puntiagudas y su pelaje marrón salpicado, el lince ibérico es un espectáculo deslumbrante.
La hembra, de un año de edad, fue liberada el lunes en Los Mil Quinientos, una remota finca de Extremadura, en el extremo occidental de España. Es su primer o con la naturaleza tras haber nacido en cautividad como parte de un programa de cría para recuperar su especie. Este programa, que comenzó hace 20 años, finaliza el año que viene. Así que las sueltas de linces como la de Vírgula tienen los días contados.
Salvando una especie en peligro de extinción
A principios de siglo, el lince ibérico estaba al borde de la extinción en Iberia, diezmado por la caza implacable y las enfermedades que asolaban su alimento favorito: el conejo. Con menos de 100 ejemplares vivos, el 'lince pardinus' estaba a punto de compartir el destino del dodo.
Así empezó LIFE Lynx Connect, un proyecto de varios millones de euros respaldado por la Unión Europea, los Gobiernos español y portugués, autoridades regionales y empresas privadas, que ha salvado a este felino salvaje. Desde 2005, los linces se crían en cautividad y se liberan en la naturaleza en zonas pobladas de conejos del sur de España y Portugal.
Inicialmente considerados una plaga, los conservacionistas convencieron a las comunidades rurales y a los cazadores de que el lince era en realidad un activo para el campo. Según el censo de 2023, el número de linces alcanzó los 2.021 ejemplares. De estar clasificado como en peligro de extinción, ahora es vulnerable, según una actualización de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) de 2024.
El futuro incierto del lince ibérico
Con el proyecto LIFE Lynx Connect llegando a su fin en 2026, este felino tan fotogénico se enfrenta a un futuro incierto. La repoblación de este carnívoro felino salvaje ha encontrado resistencia en Cataluña, Aragón y partes de Castilla y León, en el norte de España. Los ganaderos de Zamora, región famosa por su población de lobos, no ven con buenos ojos otro depredador, a pesar de que el lince nunca mata al ganado.
En Aragón, en el este de España, gobierna el conservador Partido Popular junto con el partido de extrema derecha Vox, que se opone al regreso del lince. En Cataluña, los agricultores se manifestaron con sus tractores en febrero y obligaron al Gobierno regional catalán a abandonar sus planes de recuperar el lince. A pesar de la plaga de conejos que devora los cultivos en zonas agrícolas como Lleida, los agricultores creen que el lince empeoraría las cosas, aunque el conejo es la cena favorita del felino.
Mar Ariza, una agricultora de 27 años de Revolta Pagesa, señala un estudio publicado en 2024 en la revista 'Journal for Nature Conservation', según el cual los linces aumentan la población de conejos en algunas zonas. De acuerdo con el informe, los linces actúan como "guardabosques naturales", depredando a los conejos más débiles o jóvenes, pero sin reducir la población total de conejos. Según el mismo estudio, los linces reducen la población de zorros rojos, garduñas y otros depredadores.
A pesar de la oposición a la repoblación del felino, María Jesús Palacios, que dirige los programas de conservación del lince en Extremadura, cree que el futuro del felino está asegurado. "Hemos conseguido hacer ver a los cazadores que el lince les ayuda porque es un superdepredador y ayuda a regular el campo eliminando a cualquier otro rival", explica a 'Euronews Green'. "Cuando empezamos este proyecto no nos creían. Pero han podido ver con sus propios ojos que es una realidad".
Palacios se mostró convencida de que la oposición entre los agricultores de algunas zonas de España disminuirá y afirmó que las autoridades regionales respaldarán los proyectos de conservación en el futuro.
Felipe García trabaja para las autoridades regionales extremeñas en la protección del lince, pero los fines de semana disfruta de su afición a la caza. Muestra sus fotografías de cacerías de ciervos y conejos. "Creo que es bueno que los cazadores vean ahora que el lince puede ser bueno para el campo y no es una plaga. Acaba con los zorros y otros rivales que se aprovechan de los conejos", afirma.
Antes cazados por dinero, ahora los linces viven en fincas exclusivas
A principios del siglo XX, los cazadores españoles podían ganar casi 4 pesetas (aproximadamente lo suficiente para comprar 16 kg de pan) por cada lince que mataban, ya que el animal se consideraba oficialmente una plaga. Ahora el lince vive en algunas de las fincas más exclusivas de la España rural que se explotan para la caza. El felino es bien recibido por sus acomodados anfitriones porque mata a depredadores rivales como los zorros.
Una finca de 8.000 hectáreas en Valencia de las Torres, al sur de Extremadura, tiene unos 60 linces, una de las mayores comunidades de España. La finca es propiedad del jeque Mansour, dueño del club de fútbol Manchester City, y es un paraíso para los linces, ya que está repleta de conejos.
En la finca La Encomienda -a una hora en coche de Los Mil Quinientos- esperamos en lo alto de una colina en busca de linces. De repente, la radio del agente rural suena: '¡Bip, bip, bip!' Un lince, que llevaba un collar electrónico como muchos de los animales rastreados, estaba cerca. Quietar, una hembra de tres años, apareció de repente delante de nosotros, casi como un gran gato doméstico, y luego se alejó corriendo.
¿Qué futuro le espera al lince ibérico?
Steve Cracknell, experto en reintroducción y autor de 'The Implausible Rewilding of the Pyrenees' (La improbable reintroducción de la vida silvestre en los Pirineos), afirma que, a pesar de la resistencia a recuperar el lince, el animal cruzará las fronteras regionales por sí mismo.
"Ha sido un gran éxito. Se enfrentaba a la extinción y ahora ha alcanzado una población de 2.000 ejemplares. Y ha cambiado la actitud hacia el lince", añade. Los conservacionistas creen que la actitud no sólo hacia el lince, sino también hacia los animales domésticos, ha cambiado radicalmente en España en las últimas décadas.
Se atribuye a Félix Rodríguez de la Fuente, el fallecido naturalista al que a menudo se hace referencia como "El David Attenborough español", el inicio de este cambio de mentalidad en una nación famosa -o infame- por las corridas de toros.