Con un territorio limitado y unas infraestructuras frágiles, las islas son algunos de los destinos más afectados por el turismo de masas.
El turismo de masas vuelve a poner a prueba los límites de los lugares más visitados de Europa, y las islas están entre las más afectadas. Con un territorio limitado y unas infraestructuras frágiles, el número récord de visitantes ha disparado los costes de alojamiento y ha puesto los servicios locales al límite de su capacidad.
En los últimos años han estallado protestas en todos los archipiélagos para exigir a los gobiernos locales que les den prioridad a los locales. Un nuevo análisis de BookRetreats.com ha ahondado en qué islas están más sobrecargadas y cuáles han ido modelando en silencio un enfoque más sostenible.
El turismo excesivo es especialmente perjudicial en las regiones pequeñas
"El turismo ha transformado muchas de las islas europeas, pero su ritmo y escala ya no son sostenibles", afirma Sean Kelly, cofundador de BookRetreats.com. "Cuando los sistemas locales están al límite y las comunidades se ven expulsadas, es señal de que algo tiene que cambiar. Por eso es tan importante que analicemos los datos, comprendamos dónde es mayor la presión y empecemos a elegir destinos que puedan beneficiarse realmente de nuestra presencia".
El sitio web analizó los últimos datos de la Comisión Europea, centrándose en cuántas pernoctaciones en alojamientos turísticos había por kilómetro cuadrado (km2), una medida clave de la densidad turística. Esta métrica muestra hasta qué punto se concentra el turismo en regiones pequeñas, con especial repercusión en las islas, donde las infraestructuras, el suelo y los recursos naturales son limitados.
Malta es la isla con mayor densidad turística de Europa
Puede que Mallorca sea la isla más visitada de Europa, pero ningún destino concentra más turismo en un espacio tan reducido como Malta. Con sólo 316 km2, Malta es lo bastante pequeña como para caber cinco veces en Londres, y sin embargo registra más de 38.700 pernoctaciones por km2. La presión es visible en todo el archipiélago, especialmente en puntos turísticos como la Laguna Azul de Comino, que atrae hasta 12.000 visitantes al día en verano.
Debido a la intensa presión que estas cifras ejercen sobre el medio ambiente y las infraestructuras locales, las autoridades introdujeron recientemente un límite diario de 4.000 visitantes en el lugar, y ahora es necesario reservar. A pesar de estos evidentes problemas, el Gobierno ha anunciado planes para aumentar el total de llegadas a 4,5 millones en 2034.
Las Islas Canarias sufren la presión del turismo excesivo
Como era de esperar, tras Malta en el ranking se sitúan una serie de islas españolas. Conocida por sus playas doradas, senderos volcánicos y sol todo el año, Lanzarote ha sido durante mucho tiempo un imán para los veraneantes. Los datos muestran que esta isla registra actualmente más de 21.600 pernoctaciones por km2.
Tenerife registra 16.873 pernoctaciones, seguida de cerca por Gran Canaria, con 16.709. Incluso Fuerteventura, a menudo comercializada como una opción más tranquila, ocupa el puesto 12 entre las islas más saturadas del continente.
Aunque el turismo representa alrededor del 35% del PIB canario, muchos residentes afirman que el coste del turismo de masas supera los beneficios. A medida que se acerca el verano, las protestas se extienden por las islas y miles de personas salen a la calle para pedir que se limite el número de visitantes, se controlen más estrictamente los alquileres de corta duración y se proteja la cultura canaria.
Las Baleares creen que la balanza se ha inclinado demasiado
Durante décadas, Ibiza y Formentera han atraído a los viajeros con sus aguas turquesas y su legendaria vida nocturna. Pero para las 170.000 personas que viven en estas islas, la magnitud del turismo se ha vuelto abrumadora.
El año pasado se alcanzó la cifra récord de 3,7 millones de visitantes, junto con otra temporada de alquileres crecientes, carreteras atascadas y playas abarrotadas. Con más de 17.000 pernoctaciones por km2, Ibiza y Formentera son las más masificadas de las Baleares.
Aunque la población local está de acuerdo en que el turismo es vital, muchos dicen que la balanza se ha inclinado demasiado, disparando el coste de la vida y haciendo inasequible la vivienda.
En abril de 2025, el Gobierno regional aprobó una nueva serie de medidas de contención del turismo para frenar el impacto. Entre ellas, una aplicación más estricta de las licencias de alquiler turístico y la prohibición de crear nuevos alojamientos turísticos en edificios residenciales plurifamiliares.
Visite estas islas del norte de Europa que practican el turismo sostenible
A pesar del sombrío panorama de muchas islas europeas, decenas de ellas siguen siendo ejemplos de destinos donde el turismo sostenible beneficia a los residentes. Para los viajeros dispuestos a aventurarse hacia el norte, Svalbard ofrece auténtica serenidad en Europa. Con sólo 2,4 pernoctaciones por km2, el archipiélago ártico es el destino insular menos masificado del continente.
Accesible desde la Noruega continental, Svalbard parece una auténtica frontera. En verano, el sol de medianoche. En verano, el sol de medianoche se extiende por glaciares silenciosos y amplios fiordos, convirtiéndola en uno de los pocos lugares de Europa donde se puede hacer senderismo, kayak o simplemente sentarse sin ver a nadie. Lo que hace especialmente singular a Svalbard es su enfoque del turismo.
Más de dos tercios del archipiélago están protegidos por parques nacionales y reservas naturales. Osos polares, zorros árticos y renos deambulan libremente, mientras estrictas normas medioambientales dictan adónde pueden ir los visitantes y cómo viajar. El alojamiento es limitado, en su mayoría hoteles tradicionales y pequeños albergues en los alrededores de Longyearbyen. El turismo de cruceros, en auge en el pasado, se está replanteando.
A medida que Noruega endurece la normativa medioambiental, el futuro apunta hacia cruceros de expedición más pequeños y de bajo impacto, en lugar de grandes buques. Åland, en Finlandia, y la sueca Gotland también figuran entre las islas menos masificadas de Europa, y todas ofrecen alternativas más lentas y aventureras, lejos de las aglomeraciones habituales.
Una isla griega que ha evitado el turismo excesivo
A pesar de ser la quinta isla más grande de Grecia, Quíos pasa muy desapercibida. Tiene aproximadamente el mismo tamaño que Lanzarote, pero recibe unas 21.000 pernoctaciones menos por km2. Esto se debe en parte a su propia naturaleza. Quíos es económicamente autosuficiente desde hace mucho tiempo, gracias a sus raros lentiscos, que sólo crecen en unos pocos lugares del mundo.
Sin presiones para desarrollar el turismo a gran escala, la isla ha adoptado un enfoque más sostenible, centrándose en pequeñas pensiones familiares, casas de piedra reconvertidas y la conservación de su patrimonio cultural.
Pueblos como Pyrgi y Mesta parecen no haber sido tocados por el tiempo, y las playas, aunque hermosas, permanecen felizmente despobladas. Aquí la naturaleza se respeta, no se empaqueta, y el resultado es un tipo de turismo que se adapta al lugar, en lugar de deformarlo. Otras islas griegas que figuran entre las menos masificadas de Europa son Eubea, Lesbos, Limnos, Ikaria y Samos.
Si quiere visitar una isla canaria, opte por El Hierro
En el extremo occidental de las Canarias, El Hierro parece un mundo alejado de los centros turísticos más concurridos de la región. Con sólo 610 pernoctaciones por km2, es el destino insular menos masificado de España.
En la isla viven menos de 11.000 personas, y el turismo sigue siendo intencionadamente a pequeña escala. No hay vuelos directos a El Hierro, lo que significa que recibe un puñado de visitantes en comparación con la vecina Tenerife. Hay unas 1.000 camas, la mayoría en modestas pensiones y casas rurales, e incluso el hotel más grande de la isla tiene menos de 50 habitaciones.
El paisaje es crudo y sorprendente: acantilados volcánicos, piscinas naturales, bosques milenarios y granjas de montaña, todo ello dentro de una Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO. Los visitantes vienen a hacer senderismo, bucear y desconectar, pero también a experimentar una versión más lenta y arraigada de la vida isleña.
Desde que comenzó a desarrollarse el turismo en El Hierro, la isla ha dado prioridad a un enfoque sostenible. En lugar de perseguir el volumen, se ha centrado en la protección del medio ambiente, la autosuficiencia y las energías renovables, con el objetivo de reducir las emisiones en un 50% para 2030 y lograr cero emisiones para 2050.
El turismo en El Hierro también apoya, en lugar de sustituir, a industrias tradicionales como la agricultura, que produce el 98% de todas las piñas cultivadas en Canarias. En el resto de Canarias, islas como La Palma y La Gomera parecen estar evitando lo peor del turismo de masas, pero con el aumento del número de visitantes en todo el archipiélago, la ventana para mantener ese equilibrio puede estar estrechándose.