La parte occidental del mar Negro está amenazada por las minas marinas. Cientos de artefactos suponen un peligro para las actividades costeras y marítimas de países de la OTAN como Bulgaria, Rumanía y Turquía. Según los expertos, los drones marinos podrían ser la solución para eliminar el riesgo.
Cientos de minas marinas amenazan el tráfico en el mar Negro desde los primeros días de la guerra en Ucrania. Las aguas de Estados de la OTAN como Bulgaria, Rumanía y Turquía son inseguras y deben ser vigiladas permanentemente por la Alianza Atlántica.
El riesgo de las minas perdidas representa pérdidas económicas considerables para los países ribereños de las orillas occidental y oriental del mar Negro y puede suponer pólizas de seguro más elevadas, rutas más complicadas y perjuicios para el turismo.
Por eso el desminado es una actividad crucial para la seguridad y las economías del flanco oriental de la OTAN y la UE. El uso de minas forma parte del intento ruso de acercarse a Odesa y del ucraniano de defender la ciudad de cualquier desembarco, por lo que ambas partes hacen uso de ellas por razones ofensivas y defensivas.
¿Cambiará las reglas del juego un vehículo teledirigido en el mar?
La guerra de Ucrania marcó un punto de inflexión en la militarización de drones y vehículos no tripulados en el cielo, la tierra y el mar. En el mar Negro, por ejemplo, que es un mar de los denominados semicerrados, los drones han desempeñado un papel letal al obligar a los buques de guerra rusos a abandonar Sebastopol y refugiarse en el puerto de Novorossiysk, en el este del mar Negro, lejos del alcance de los drones marítimos y los misiles navales ucranianos.
Los drones también han demostrado ser de gran utilidad para las armadas de países que no participan directamente en los combates. Por ejemplo, la armada de Rumanía ha iniciado desde hace algún tiempo operaciones regulares de desminado con drones submarinos importados del Reino Unido.
Un equipo de televisión de 'Euronews Rumanía' subió a bordo de un dragaminas equipado con el dron submarino Sea Fox para cubrir las operaciones de desminado. Los drones submarinos Sea Fox del cazaminas Ion Ghiculescu ya han sido probados con éxito en las profundidades.
El vehículo submarino no tripulado y teledirigido puede destruir minas marinas a distancia sin poner en peligro a las tripulaciones. Denis Giubernea, comandante del cazaminas, explica cómo funciona el dron Sea Fox.
"Se controla a distancia. Tiene un cable, una fibra óptica de 1.500 metros, y se guía a través del agua. Por lo tanto, está permanentemente atado al barco. Una vez identificado el objeto como mina, este dron regresa a casa y, tras esa acción, utilizamos otro dron neutralizador que enviamos a las proximidades del objeto que ya hemos identificado como mina. Y al entrar en o este dron, que ya lleva explosivos a bordo, se autodestruye", explicó.
Desde el estallido de la guerra en Ucrania se han descubierto 150 minas marinas flotando a la deriva en el mar Negro, seis de ellas en aguas territoriales rumanas. Y representan un peligro constante. "Ucrania ha colocado minas defensivas y la Federación Rusa minas ofensivas. No podemos saber su número exacto, pero puede haber minas a la deriva y, por tanto, el riesgo es cada vez mayor", afirma Denis Giubernea. Según los expertos militares, el papel de los drones en la guerra marítima es de gran relevancia táctica. Los vehículos marítimos no tripulados han demostrado ser esenciales en la caza de minas.
Una nueva generación de drones marinos totalmente autónomos
El tipo Sea Fox todavía tiene que controlarse mediante un cable óptico, lo que requiere que el buque cazaminas esté relativamente cerca del teatro de operaciones. Sidharth Kaushal, investigador sénior del Royal United Services Institute (RUSI) declaró a 'Euronews': "Si un sistema es totalmente autónomo, el buque que lo controla puede operar desde más atrás, lo que le permite estar a salvo de amenazas en directo, misiles de crucero o, incluso, buques de superficie sin tripulación, que pueden ser utilizados para atacar a los buques cazaminas".
Según Kaushal, identificar la clasificación de una mina es una tarea que lleva mucho tiempo e implica una combinación de diferentes niveles de detección y análisis humano. Además, el uso de inteligencia artificial en el desminado tiene menos implicaciones éticas que otros ámbitos de las operaciones militares en los que se requiere un juicio humano final. "La caza de minas es un área poco controvertida para desplegar sistemas totalmente automatizados, a diferencia de situaciones que implican matar. La eliminación de minas es un área menos controvertida políticamente", añadió.