Cuentan con una autorización temporal de residencia que se ha extendido hasta marzo de 2026. Los líderes europeos debatirán a finales de mes en Bruselas cuál será el destino de los cientos de miles de refugiados de la guerra en los distintos países del bloque.
Cuando han pasado más de tres años del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, y tras la agitada llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en términos de política internacional, España saca pecho de haber sido un país solidario con el pueblo ucraniano. El Ministerio de Inclusión Social, Seguridad Social y Migraciones ha actualizado los datos relativos a las concesiones de protección temporal a los afectados por este conflicto.
España es el cuarto país de la Unión Europea en número de concesiones de protección temporal con 236.570 personas registradas en el primer trimestre de 2025. En un mensaje compartido en sus redes sociales, la ministra Elma Sanz ha puesto en valor la acogida de estas personas: "España dio un paso al frente desde el principio en la acogida de personas que han tenido que salir de Ucrania o que no han podido volver".
A las 236.570 personas acogidas hay que restar 45 revocaciones y 4.650 ceses, principalmente por traslados a otros países de la UE. Las concesiones han sido principalmente a mujeres (59,48%) y menores de edad (30,12%), lo que refleja la huida de los sectores más vulnerables ante el conflicto.
Los países europeos que más refugiados ucranianos han acogido son Alemania en primer lugar, con más de 1 millón de personas, seguida de Polonia con 979.835 refugiados, y la República Checa con 378.480.
Una respuesta rápida y solidaria
Desde el inicio de la invasión rusa, España reaccionó con celeridad. "Somos el cuarto país de la UE en concesiones de protección temporal y el segundo en integrar a estas personas en nuestro sistema de acogida", afirma en declaraciones a 'Euronews' Pilar Cancela, secretaria de Estado de Migración.
En las primeras semanas, el país daba acogida a más de 8.000 personas cada semana, agilizando trámites mediante una orden destinada a otorgar protección en 24 horas. "La apertura de cuatro Centros de Recepción, Atención y Derivación (CREADE) en Madrid, Barcelona, Alicante y Málaga, donde se han atendido a 214.324 personas, fue crucial para ofrecer acogida de emergencia, tarjetas sanitarias y orientación laboral", añade Cancela.
Liudmyla Rieznichenko, es una refugiada ucraniana que llegó durante el primer mes de la guerra. Su marido tuvo que permanecer en Ucrania y ella vino a España con sus hijos. "Salimos hacia Polonia primero. Estuvimos cuatro días allí y luego llegamos a España en una caravana de coches con voluntarios que habían llevado ayuda", explica a este medio.
Con dos hijos pequeños, Liudmyla no tuvo más opción que huir de su país. "No había otra manera de seguir adelante. Era mejor que quedarme", relata, evocando el caos inicial y la solidaridad que encontró en el municipio madrileño de Tres Cantos, en el que una familia le acogió durante cuatro meses. "Es impresionante cómo nos abrieron sus casas, no por unos días, sino por meses", añade con gratitud.
Una vez en Tres Cantos, los vecinos se movilizaron, al igual que en otras localidades españolas, para integrar a los refugiados ucranianos. Se realizaron actividades, excursiones, exposiciones e incluso muestras de trajes regionales de su país natal para hacerles sentir en casa.
El Gobierno español ha invertido más de 1.530 millones de euros en estos tres años, complementados con 237 millones de fondos europeos. Además, duplicó la capacidad del sistema de acogida con 11.000 nuevas plazas en las primeras semanas, demostrando un compromiso que la secretaria de Estado vincula a la idiosincrasia de los españoles: "Esta solidaridad es parte de quienes somos".
Las ayudas de Moncloa no acaban ahí. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado recientemente el envío de 1.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania, un apoyo clave en un momento en el que Estados Unidos no está tan decidido en respaldar militarmente a Volodímir Zelenski.
Integración en un país de acogida
A día de hoy, España alberga en total a 313.221 ucranianos, entre los refugiados de la guerra y los ciudadanos que habían obtenido antes su residencia. Desde el año 2021 se ha producido un aumento del 223%, según el Observatorio Permanente de la Inmigración (OPI).
Entre los refugiados, 28.197 se encuentran ya de alta en la Seguridad Social tras encontrar un empleo. Los sectores que más puestos de trabajo han brindado a los refugiados son la hostelería (4.680), la construcción (4.605) y el comercio (3.088). "Más de 42.000 tienen empleos estables e indefinidos, no precarios", destaca Pilar Cancela, subrayando la integración laboral.
En el ámbito educativo, 39.741 estudiantes ucranianos están escolarizados, con 29.797 menores en infantil, primaria y secundaria. "Les gusta España. Les tratan muy bien en el colegio, pero igual echan de menos su casa", cuenta Liudmyla sobre sus hijos, quienes ya hablan español y han hecho amigos. Sin embargo, no todos optan por la escolarización local: algunas familias prefieren el currículo ucraniano online, una práctica que el sistema de acogida supervisa para cumplir con la legislación española.
El a la sanidad también es un pilar. A 15 de enero de 2025, 91.492 ucranianos cuentan con la Tarjeta Sanitaria Individual, aunque todos tienen derecho a atención universal. "Como la mayoría son jóvenes y sanos, solicitan la tarjeta cuando surge la necesidad", nos explica la secretaria de Estado.
Vasyl Tomenko, presidente de la Asociación Con Ucrania, fundada en 2014 tras la ocupación de Crimea, resalta en declaraciones a 'Euronews' el papel de la comunidad: "Muchos llevamos 20 o 25 años en España. Sabemos cómo funciona todo y ayudamos a los recién llegados con asesoría jurídica, vivienda o trabajo".
Su organización, formada por voluntarios, ha sido un puente para los desplazados. "Entre un 20% y un 30% se ha integrado bien, pero hay madres con hijos aquí y esposos luchando en Ucrania que no logran venir", lamenta.
Un futuro incierto entre la guerra y la estabilidad
La protección temporal, prorrogada hasta marzo de 2026, ofrece un respiro, pero deja a los ucranianos en un limbo legal. "No sabemos cómo se llamará después", dice Liudmyla, quien planea solicitar residencia para su hija nacida en España. "Por mis niños, quiero seguir aquí. Hablan bien el idioma y no quiero más cambios para ellos", dice. Sin embargo, la incertidumbre pesa: "Es un Estado inseguro, indefinido. Necesitamos estabilidad".
El embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev, estima que muchos ciudadanos ucranianos permanecerán aquí aunque acabe el conflicto. "No todos volverán. Nuestro objetivo es que puedan participar en la reconstrucción, pero muchos optarán por quedarse", dice a este medio.
Durante la entrevista con 'Euronews', Pohoreltsev ha agradecido en reiteradas ocasiones la buena acogida de España a los Ucranianos y el apoyo del Gobierno a su país. Aunque le gustaría que muchos de los ucranianos vuelvan a casa, reconoce que “dependerá de cómo termine el conflicto. La mitad podría no regresar si no tiene un hogar al que volver".
El futuro de los refugiados, a debate en Bruselas
La UE debatirá el futuro del estatus de protección temporal para los refugiados ucranianos en el bloque el próximo 27 de marzo en Bruselas. Será ahí cuando se determine la postura común de los países europeos. De momento, tienen autorización para estar en los diferentes países de acogida hasta marzo de 2026 acabe o no la guerra, pero lo previsible es que dicho tiempo se prorrogue en dicha reunión.
"Abogaremos por reforzar la protección y garantizar opciones para quienes se queden o retornen", adelanta la secretaria de Estado de Migraciones a 'Euronews', quien destaca además que siguen trabajando en la integración de los ciudadanos y que no se baraja su salida del país a corto ni medio plazo. Es la razón por la que el Gobierno acaba de poner en marcha la construcción de la Casa Ucrania en el Levante español, un espacio de encuentro y hermanamiento con el país eslavo que estará en Torrevieja.
Esperanza y resistencia
"No hay país que desee la paz más que Ucrania, pero debe ser justa", insiste Pohoreltsev, rechazando una rendición disfrazada. Liudmyla, por su parte, duda de un fin próximo: "Me gustaría, pero no creo que sea pronto. Todo sigue igual o peor". Para Basil, la clave está en Europa: "Necesitamos una UE fuerte. Si Putin ocupa Ucrania, no se detendrá".
Mientras la guerra continúa, los ucranianos en España tejen sus vidas entre la gratitud y la nostalgia. "Agradezco a los europeos que nos aceptaron tan bien", dice Liudmyla. Cancela les envía un mensaje claro: "Seguiremos apostando por su inclusión. Su presencia nos ha enriquecido". Tres años después, España no solo ha abierto sus puertas, sino que ha demostrado que la solidaridad puede ser un refugio frente al horror.