La pesca industrial mata involuntariamente a miles de animales marinos cada año. ¿Pueden las nuevas tecnologías ayudar a resolver este problema?
En la parte sa del golfo de Vizcaya, uno de los caladeros más ricos de Europa, miles de delfines mueren cada año al quedar atrapados accidentalmente en redes de pesca.
De media, unos mil delfines aparecen varados en las playas cada invierno. No obstante, según los análisis del observatorio PELAGIS, reportados por Bastien Mérigot, coordinador del proyecto DolphinFree, se calcula que la mortalidad total es mucho mayor: entre 4.500 y 8.500 delfines quedan atrapados cada año en las redes de pesca. Muchos delfines que se asfixian en las redes nunca llegan a la orilla: se hunden sin ser vistos, lo que deja a los investigadores con datos incompletos sobre la magnitud real del problema.
Estas pérdidas no sólo perjudican a los ecosistemas marinos, sino que también perturban los medios de subsistencia de los pescadores que dependen de esas aguas. Por segundo invierno consecutivo, las autoridades han impuesto una veda de pesca de un mes de duración con el fin de reducir los riesgos para los delfines. Mientras tanto, diversos proyectos de investigación europeos buscan soluciones tecnológicas innovadoras que puedan proteger la vida marina sin detener la pesca por completo.
Tecnología que habla con los delfines
Para hacer frente a la crisis en el golfo de Vizcaya, el proyecto DolphinFree, financiado por la Unión Europea y la asociación del sector pesquero " Filière Pêche", está desarrollando un nuevo enfoque: una baliza acústica para las redes de pesca, diseñada para integrarse en la comunicación natural de los delfines basada en el sonar. Este dispositivo emite señales que imitan los patrones de eco en los que se basan los delfines para desplazarse en su entorno. Al crear una imagen acústica de peligro —el eco grabado de una red de pesca con un delfín muerto enredado—, la baliza alerta a los delfines para que eviten la zona.
Las primeras pruebas de los científicos muestran resultados prometedores. Los delfines reaccionan a la señal de la baliza alejándose de la zona donde se emite el sonido. Sin embargo, para que esta tecnología se adopte oficialmente, debe demostrar su eficacia en pruebas a gran escala a bordo de barcos pesqueros profesionales.
Los pescadores sugieren reducir los dispositivos de balizamiento para que quepan mejor en la maquinaria de pesca. Los dispositivos también deben seguir siendo asequibles para los pescadores que faenan con redes de decenas de kilómetros de longitud. Además, las balizas requieren mantenimiento y recarga periódicos, lo que añade más carga de trabajo a las tripulaciones ya sobrecargadas.
Las pruebas en curso de DolphinFree y otra solución electrónica preseleccionada por el Gobierno francés se llevarán a cabo a lo largo de 2026 en más de 200 barcos pesqueros, con el objetivo de perfeccionar la tecnología y garantizar que satisfaga las necesidades de los pescadores, al tiempo que se alcanza el objetivo de reducir en un 30-40 % la mortalidad de los delfines y, con un poco de suerte, evitar futuros cierres invernales de la pesca.
Captura accidental y redes de arrastre: un problema mundial
Los delfines no son las únicas víctimas de las capturas no intencionadas en la pesca. En todo el mundo, se calcula que el 40 % de las capturas de peces son accidentales, es decir, son especies marinas que se capturan de forma no intencionada. Se trata de peces jóvenes o protegidos y otras especies, como tortugas y aves marinas. A menudo, estos animales se devuelven al mar sin más, muchos de ellos muertos o moribundos, lo que contribuye a generar enormes cantidades de desechos y daños ecológicos innecesarios.
Las redes de arrastre, muy utilizadas en la pesca comercial, son especialmente problemáticas. Estas grandes redes móviles barren todo lo que encuentran a su paso y atrapan a las especies de manera indiscriminada. Las flotas pesqueras se enfrentan a un creciente escrutinio por el impacto medioambiental de sus prácticas, con una demanda creciente de métodos de pesca más selectivos.
Una red de arrastre impulsada por inteligencia artificial
Para cortar de raíz el problema de las capturas accidentales, el proyecto Marine Beacon, otra iniciativa financiada por la UE, está desarrollando una red de arrastre inteligente dotada de inteligencia artificial. Se basa en el concepto "Juego de arrastre" creado en el instituto IFREMER de Lorient (Francia).
A diferencia de las redes tradicionales, la red de arrastre inteligente utiliza cámaras submarinas y algoritmos de aprendizaje automático para identificar y clasificar la captura en tiempo real. El sistema puede distinguir entre las especies que desean pescarse y las que no, activando una vía de escape automática para estas últimas. Según el biólogo marino Robin Faillettaz, quien dirige los trabajos en el IFREMER, esta "selección activa" puede suponer un "cambio de paradigma" en la forma de llevar a cabo la actividad pesquera.
En pruebas de laboratorio, la red de arrastre inteligente ha demostrado su capacidad para identificar especies de peces en una grabación de vídeo y controlar la trampilla diseñada para liberar o retener la captura. El siguiente reto es adaptar esta tecnología para su uso en grandes barcos comerciales. Los ingenieros deben asegurarse de que el sistema sea lo bastante sólido para soportar las duras condiciones del océano, lo bastante compacto y ligero para no entorpecer las operaciones, y fácil de usar para que los pescadores puedan integrarlo sin problemas en su rutina diaria. El objetivo es que los equipos puedan desplegarse en minutos y sean fiables para usarse en entornos exigentes.