Lo que parece amistoso para una persona puede resultar ofensivo o confuso para otra, sobre todo en grupos de edad diferentes.
Pueden ser pequeños y aparentemente inofensivos, pero los emojis pueden tener más significado del que imaginas. A veces sirven nada menos que como "granadas de mano sociales". Este es el mensaje de Unnur Magnúsdóttir, consultora islandesa de Dale Carnegie, que imparte talleres sobre el uso de los emoji. Se centra en ayudar a la gente a navegar por las aguas de la comunicación emoji, especialmente en entornos profesionales.
Explica que cualquier emoji que una persona considere simpático o divertido puede resultar confuso u ofensivo para otra. Los emojis relacionados con la comida son especialmente propensos a malinterpretaciones. Aunque puedan parecer inocentes, algunos contienen insinuaciones sexuales de las que los s pueden no ser conscientes, lo que supone un riesgo para la comunicación en el lugar de trabajo.
Ni siquiera la clásica cara sonriente es siempre territorio seguro: el grado de sonrisa y la forma de la boca del emoji pueden enviar señales sutilmente distintas, y las diferencias generacionales no hacen sino aumentar la confusión.
Un cambio cultural en la expresión digital
Por ejemplo, los s de más edad pueden ver el emoji del pulgar hacia arriba como una señal de aprobación o ánimo. Pero para las generaciones más jóvenes, puede parecer despectivo o incluso pasivo-agresivo, lo que pone de relieve un cambio cultural en la expresión digital.
Para profundizar en este tema, la emisora islandesa 'RÚV' pidió a los peatones que interpretaran una selección de emojis. Las respuestas fueron muy variadas. Una persona veía un emoji como alegre, mientras que otra pensaba que expresaba tristeza o irritación. El ejercicio demostró que, en el mundo de la comunicación digital, el significado no es fijo y que incluso los símbolos más sencillos pueden decir mucho.