La OCDE ha rebajado su previsión de crecimiento del PIB de la eurozona al 1,0% para 2025, frente al 1,3% de diciembre, alegando la debilidad de la inversión y el aumento de los riesgos geopolíticos. El crecimiento mundial también se ha revisado a la baja, hasta el 3,1% por la guerra de aranceles.
La recuperación de la Economía de la eurozona será más débil de lo previsto, según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que achaca la falta de confianza de consumidores y mercados a las perturbaciones del comercio y la persistente inflación. La institución, con sede en París, ha recortado su previsión de crecimiento del producto interior bruto de la eurozona al 1,0% para 2025, frente al 1,3% de sus proyecciones de diciembre.
La OCDE prevé una frágil recuperación de Europa
La rebaja refleja la ralentización de la inversión y el debilitamiento de la confianza de los consumidores en un contexto de crecientes riesgos geopolíticos y comerciales. Mientras tanto, también se espera que el crecimiento mundial se debilite, y la OCDE recorta su previsión en 0,2 puntos porcentuales, hasta el 3,1%.
Las previsiones revisadas se publicaron el lunes en el informe intermedio de la OCDE sobre perspectivas económicas, marzo de 2025, en el que se advierte de que el crecimiento mundial se está ralentizando en medio de las crecientes tensiones comerciales y las persistentes presiones inflacionistas. El informe destaca la frágil recuperación de Europa y los importantes riesgos derivados de la fragmentación económica.
Alemania sigue siendo un eslabón débil
La expansión del 1,0% prevista para la zona euro en 2025 supone una rebaja de 0,3 puntos porcentuales respecto a la previsión de diciembre. Alemania, la mayor economía del bloque, se enfrenta a las revisiones más bruscas: ahora se espera que el PIB crezca sólo un 0,4% en 2025, frente al 0,7% anterior.
La OCDE señaló que el aumento de la incertidumbre mantiene un crecimiento moderado en toda la zona euro. Para 2026, el crecimiento de la zona euro también se ha revisado a la baja en 0,3 puntos porcentuales, hasta el 1,2%.
Según la OCDE, la zona del euro en su conjunto sigue luchando contra la débil demanda exterior y los elevados costes de endeudamiento, lo que limita las posibilidades de un fuerte repunte. Francia e Italia también experimentaron ligeros ajustes a la baja, hasta el 0,8% y el 0,7%, respectivamente. España sigue siendo un punto relativamente brillante, con una previsión de crecimiento del 2,6% para 2025 y del 2,2% para 2026, ligeramente por encima de las estimaciones anteriores.
La fragmentación del comercio y la incertidumbre económica plantean riesgos clave
La OCDE advierte de que la escalada de las barreras comerciales y la incertidumbre geopolítica podrían debilitar aún más el crecimiento mundial.
"Una mayor fragmentación de la economía mundial es una preocupación clave", señala el informe, que añade que "un aumento mayor y más amplio de las barreras comerciales afectaría al crecimiento en todo el mundo y se sumaría a la inflación".
Si las restricciones comerciales siguen extendiéndose, el PIB mundial podría caer un 0,3% en los próximos tres años, mientras que la inflación podría aumentar 0,4 puntos porcentuales anuales.
Las perturbaciones comerciales afectan más a Norteamérica
Las últimas proyecciones de la OCDE también reflejan las consecuencias económicas de los aranceles comerciales estadounidenses recientemente impuestos bajo la istración de Donald Trump.
México y Canadá se han enfrentado a las mayores revisiones a la baja, ya que ahora se espera que el PIB de México en 2025 se contraiga un 1,3%, un recorte de 2,5 puntos porcentuales con respecto a la estimación de diciembre. Las perspectivas de crecimiento de Canadá se han reducido en 1,3 puntos porcentuales, hasta situarse en el 0,7%.
La economía de EE.UU. también ha visto recortadas sus previsiones. Ahora se espera que el PIB crezca un 2,2% en 2025, 0,2 puntos porcentuales menos que en diciembre. Según la OCDE, "se prevé que los efectos negativos sean especialmente graves en Canadá y México", debido a su elevada exposición comercial a Estados Unidos.
La inflación persiste a pesar del enfriamiento de la demanda
La inflación sigue siendo un reto persistente. Aunque el crecimiento de los precios se ha ralentizado desde sus máximos de 2022, se espera que la inflación general de la zona euro se mantenga en el 2,2% en 2025, antes de reducirse al 2,0% en 2026.
La inflación de los servicios sigue ejerciendo presión, y la OCDE señala que "la inflación de los servicios sigue siendo elevada, con unos mercados laborales tensos, y la inflación de los bienes está repuntando desde niveles muy bajos".
En el Reino Unido, se espera que la inflación se mantenga más alta durante más tiempo, con una media del 2,7% este año antes de descender al 2,3% en 2026. En Estados Unidos, la OCDE señaló que "ahora se prevé que la inflación subyacente se mantenga por encima de los objetivos de los bancos centrales" en 2026, con una inflación prevista del 2,8% en 2025.
Se espera una relajación monetaria, pero con cautela
Con la inflación aún por encima del objetivo, es poco probable que los bancos centrales recorten los tipos de forma agresiva. La OCDE espera que el Banco Central Europeo (BCE) baje los tipos gradualmente y que su tipo de interés oficial descienda al 2% a finales de 2025. También se espera que el Banco de Inglaterra reduzca los tipos, pero a un ritmo moderado.
La Reserva Federal de EE.UU. se mantendrá, sin embargo, sin cambios hasta bien entrado 2026 en la proyección de referencia. Mientras tanto, se espera que Japón continúe con su lenta salida de la política monetaria ultralaxa.
La OCDE subraya que es necesaria una mayor cooperación internacional para evitar una mayor fragmentación económica. "Los países tienen que encontrar la manera de abordar juntos sus preocupaciones dentro del sistema comercial mundial", señala el informe, que añade que "los niveles de vida se beneficiarían si se combinaran estas medidas con esfuerzos para reforzar la resistencia de las cadenas de suministro".
Las reformas estructurales también serán cruciales para impulsar el crecimiento a largo plazo, especialmente en Europa. La OCDE pide medidas para aumentar la productividad, reducir las cargas reglamentarias e invertir en infraestructura digital. El informe también destaca que "una difusión más rápida de las tecnologías de inteligencia artificial también podría tener importantes beneficios para la productividad".
Mientras Europa y la economía mundial navegan por un panorama cada vez más incierto, "persisten riesgos significativos", advierte la OCDE. Aunque el crecimiento se ha mostrado resistente hasta ahora, la economía mundial se enfrenta a una "preocupación clave" en forma de crecientes tensiones comerciales, incertidumbre política y una inflación obstinada.