Al este del estado de Maranhão, el Parque Nacional es uno de los destinos turísticos más bellos de Brasil con un paisaje milenario de dunas de arena blanca bañadas por lagunas de agua dulce a lo largo de sus 155.000 hectáreas. Su reto: atraer al turismo internacional, en especial al europeo.
Durante los últimos 10.000 años, la arena, el viento y la lluvia han modelado las dunas, de hasta 40 metros, creando un paisaje singular de largas cadenas de barjanes (crestas de arena viva en forma de luna o arco), que, durante la estación de lluvias (de febrero a abril), se llenan de agua dulce formando lagunas de distintos colores, formas, tamaños y profundidades.
Lençóis Maranhenses -o Sábanas de Maranhão, como se puede traducir en referencia a las ondulantes dunas de arena que se asemejan a sábanas blancas extendidas al sol- es un lugar único del mundo donde coexisten en armonía desiertos y humedales, en un ecosistema de gran biodiversidad.
Su mayor esplendor se alcanza entre mayo y septiembre con hasta 5.000 piscinas naturales de agua cristalina que, en algunos casos, pueden llegar a tener hasta 3 metros de profundidad. Mayo y junio son los meses más propicios para disfrutar al máximo del Parque; hay menos turistas que en los concurridos julio y agosto.
Aun así, en ese período hasta septiembre, es un lujo darse un baño en sus lagunas con el agua a 28°C, practicar deportes acuáticos y hacerse fotos de ensueño con las imponentes dunas de arena blanca de fondo. Caminar descalzo es también muy agradable porque la arena fina no quema gracias al viento, que hace también que el paisaje esté en constante movimiento, con las dunas cambiando de forma y de lugar (pueden desplazarse hasta 10 cm). De noviembre a enero, las lagunas se secan y emerge toda la vegetación.
Brasil, ante el reto de atraer turistas europeos
Cada año, el Parque Nacional atrae a más de 100.000 turistas, muchos brasileños, argentinos y uruguayos. Su reto ahora es conquistar a los europeos; entre los que más visitan la zona son los portugueses y los ses. La principal dificultad es la falta de conectividad aérea, aunque desde el estado de Maranhão ya se está trabajando para buscar soluciones. De momento, en Europa, la ruta más corta es desde Lisboa a Fortaleza, a 647 km de São Luís (1 millón de habitantes), la capital del estado de Maranhão y punto de partida del viaje a Lençois.
La compañía española Iberia también planea vuelos a ese destino a partir de enero de 2026. Otra alternativa, más larga, es volar a São Paulo y después tomar otro vuelo de 3 horas hasta São Luís, la capital del estado de Maranhão con 1 millón de habitantes. Si se elige esta ruta, se puede disfrutar también de esta ciudad, que es una mezcla de culturas – africana, europea e indígena- con un 70% de la población de origen africano.
ses, neerlandeses y portugueses moldearon São Luís dejando a su paso reminiscencias que se reflejan como en la calle Portugal, con la mayor colección de azulejos portugueses fuera de Portugal. En esta ciudad, la música forma parte de la cultura de los habitantes. Se la conoce como 'la Jamaica brasileña', por la importancia del reggae en la cultura popular, sobre todo en el barrio que es el mayor quilombo urbano de América Latina. En una de sus calles se puede ver 'La Esquina Bob Marley', un mural del rey del reggae, que es uno de los puntos más visitados.
En Brasil caben 17 Españas
Desde São Luís se puede acceder por carretera al Parque Nacional Lençois Maranhenses por dos ciudades principales, Barreirinhas, a 250 kilómetros de Sâo Luis, y Santo Amaro. Las distancias en Brasil son enormes; es un país continental donde caben 17 Españas y toda Europa, que representa menos de dos terceras partes del tamaño de Brasil (sin incluir Rusia ni Turquía).
La entrada al Parque desde Santo Amaro es desde el principio todo un espectáculo visual, con los turistas recorriendo las dunas de arena blanca en 'jardineiras' (todoterrenos abiertos) con capacidad para hasta 12 personas. Se pueden hacer rutas de senderismo por una arena que, gracias al viento, no quema.
Barreirinhas es quizás la puerta de entrada más popular al Parque Nacional. Este municipio, con unos 65.000 habitantes, recuerda a una ciudad de la India, llena de motocicletas con personas sin casco. Desde este punto se puede coger una lanza y recorre parte del Río Preguiças, de 120 km de largo en total, hasta llegar a Atins, un pequeño pueblo de pescadores que, en este momento, solo se puede acceder en barco por el río. La localidad está situada entre las dunas del Parque Nacional, el delta del río Preguiças y el océano Atlántico.
Es un lugar estratégico para los amantes del surf y también ideal para explorar el parque, debido a su proximidad a las dunas. La vida en este pueblo parece haberse detenido en el tiempo, lejos del desarrollo turístico de Barreirinhas. Unas 1.100 familias viven a orillas del río y cerca de las dunas, en chozas y casas sencillas. Sus habitantes viven de la pesca y del cultivo de pequeñas huertas. En general, mantienen sus tradiciones y costumbres, muchas también ligadas a la espiritualidad, transmitidas de generación en generación, un verdadero choque de realidad para nosotros, europeos, acostumbrados a vivir con mucho más de lo que necesitamos.
Desde Atins se pueden visitar también las dunas, aquí con la arena más dorada, e incluso hacer un picnic, si el viento o la lluvia lo permiten, rodeados por un impresionante paisaje lunar. Para descubrir el parque se recomienda una estancia de entre tres y cuatro días en el lugar. Es un clima tropical con poca variación térmica a lo largo del año, con dos estaciones: secas y lluviosas.
De febrero a abril, temporada de lluvias con temperaturas entre 30 y 32°C. Temporada seca, de mayo a septiembre, con temperaturas entre 31 y 33°C, con una humedad del 81% en mayo. La temperatura media anual es de 26°C. En esta zona siempre hace calor. Es clave llevar ropa ligera. Para caminar, lo mejor es ir descalzo, ya que la arena, debido al viento, no quema. Fundamental llevar gorro, pañuelo y camisetas de manga larga para evitar las quemaduras del sol.
Brasil, más allá de los estereotipos
Paraísos naturales como Lençois Maranhenses acaban con los estereotipos asociados a Brasil. El país es mucho más que carnaval, samba, fútbol, playa y Río de Janeiro. Por eso, las autoridades están impulsando un turismo de calidad que descubra otra faceta de Brasil y estimule el crecimiento económico. Actualmente, el turismo representa el 8% del PIB brasileño, generando 7.300 millones de dólares, según el Instituto Brasileño de Turismo (Embratur).
Hay mucho camino por recorrer, ya que el quinto país más grande del mundo solo atrae a 6,6 millones de turistas al año. Entre las razones que dificultan su expansión muchos señalan la falta de conectividad aérea, una infraestructura insuficiente, ausencia de una buena red de carreteras y de una red ferroviaria, poca cultura turística y no poner en valor su patrimonio cultural, inseguridad ciudadana, vuelos domésticos caros…
Desde Europa, los turistas vienen principalmente de Portugal, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España. Los que más visitan Brasil son argentinos, estadounidenses y uruguayos. El país quiere alcanzar más de ocho millones de turistas en dos años. Solo el tiempo lo dirá.