Ante las múltiples crisis y la escalada de precios, cada vez más europeos deciden buscar alternativas a la vivienda en propiedad. Incluso los novatos empiezan a construirse su propia casa.
Ante las múltiples crisis y la escalada de precios, cada vez más europeos deciden buscar alternativas a la vivienda en propiedad. Incluso los principiantes empiezan a construir sus propias casas.
Darren Chambon es uno de los nueve aprendices de construcción con entramado de paja y madera en Mosnac-Saint-Simeux (Charente) de la mano de André de Bouter, uno de los especialistas en Francia. Darren cree que podrá terminar el proyecto de su casa por 240 000 euros construyéndola él mismo con la ayuda ocasional de artesanos: "podemos hacer lo que nos ofrece un constructor, a un precio al menos un 30% inferior".
Según André de Bouter, el perfil de los autoconstructores ha cambiado desde la COVID. Antes marginal, el fenómeno afecta en gran medida a las clases medias "que sueñan con un lugar autónomo, resistente y natural".
Sus aprendices de la autoconstrucción son todos muy sensibles a la crisis climática. También se lanzan ante los problemas de a la propiedad. Con los tipos de interés por las nubes, en marzo se denegaron el 45% de las solicitudes de préstamos inmobiliarios, según cifras de los agentes ses.
En Europa del Este, en Fegyvernek (Hungría), István Bajnok y su esposa Kinga están terminando su casa de adobe, utilizando una técnica ancestral que se dejó de lado durante los años soviéticos.
István se pasó todo el verano pasado cavando la tierra de su jardín y fabricando ladrillos con sus propias manos, mezclando la tierra con agua y paja: "Hice un total de 17 500 ladrillos, con unos diez amigos", explica orgulloso delante de su casa, que acaba de aislar con cañas.
Sólo falta el enlucido de cal y la decoración interior para hacer realidad el sueño que tenía para él y sus tres hijos, a pesar de las dificultades de la vida cotidiana en el país de Europa más afectado por la inflación.