Las jaulas de Lucky y Vanda, dos crías de foca, se abren para que puedan salir al mar. Lucky se zambulle y desaparece. Vanda, en cambio, vuelve a la playa, hacia la casa de los cuidadores que la ayudaron cuando fue hallada abandonada en julio de 2024.
Las dos crías de foca nunca deberían haber abandonado el mar. La culpa es de los turistas que se acercaron demasiado a ellas. Presas del pánico, las focas saltaron al agua, dejando a las crías incapaces de seguirles el ritmo. Una asociación las acogió hasta que tuvieron la edad suficiente para volver a su hábitat natural.