Crece la atención sobre Parolin, Zuppi y Pizzaballa: contamos por qué un Papa italiano es posible, pero no probable, en una Iglesia cada vez más global.
El regreso de un Papa italiano tras el pontificado de Bergoglio es posible, pero de momento no parece la hipótesis más probable pese a que el Colegio Cardenalicio sigue teniendo una alta composición italiana (en torno al 15%). De hecho, la dirección en la que se está moviendo la Iglesia Católica en las últimas décadas es claramente la de la internacionalización y la apertura a las periferias globales.
Tras siglos de pontificados italianos, la elección de Juan Pablo II en 1978, el primer Papa no italiano después de 455 años, marcó un cambio de paradigma. Desde entonces le han sucedido Benedicto XVI, alemán, y Francisco, argentino; el primer Papa sudamericano. Esta orientación refleja una profunda transformación demográfica de la Iglesia: mientras en Europa -y en particular en Italia- disminuye el número de fieles, las Iglesias del Sur Global (América Latina, África y Asia) crecen con fuerza. Algunos críticos creen que un Papa italiano podría marcar el regreso a una Iglesia más romana y menos sinodal. Pero veamos quiénes son y cuáles son sus posibilidades.
Pietro Parolin, el cardenal silencioso
El actual Secretario de Estado de la Santa Sede dirigirá a sus hermanos en la Capilla Sixtina para el cónclave. Con 70 años y originario de la región del Véneto, Parolin es uno de los 'papabili' italianos. Apodado como 'el silencioso' por algunos colegas debido a su capacidad de influir sin exponerse nunca en exceso, mantiene un estilo personal sobrio y reservado, que algunos describen como monástico.
Se le considera uno de los pocos hombres de la Curia en los que Francisco confiaba realmente. A menudo se le encargaron misiones confidenciales y delicadas, como el diálogo con la Rusia ortodoxa o la gestión de las relaciones con el Gobierno venezolano.
Una anécdota emblemática: en 2014, durante la crisis inicial de Ucrania, Parolin mantuvo abiertos los canales con Moscú, a pesar de las críticas de los círculos occidentales. Francisco apreció su enfoque paciente y su visión a largo plazo.
✔️ Fortaleza: Es el diplomático más experimentado de la Curia Romana. Ha guiado con mano firme la política exterior de la Santa Sede en unos años extremadamente complejos, marcados por crisis mundiales, tensiones internas en la Iglesia y desafíos sin precedentes. Parolin fue el principal artífice del acuerdo provisional entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos (firmado en 2018 y renovado en 2020 y 2022), un entendimiento histórico -aunque polémico- que demuestra su capacidad para tratar incluso con interlocutores difíciles y poco transparentes. Es muy apreciado dentro del Colegio Cardenalicio por su equilibrio, confidencialidad y capacidad para mantener unidas distintas sensibilidades, cualidades que le convierten en una figura segura para muchos.
⛔ Límites. Su perfil es netamente curial, con poca conexión con la dimensión pastoral. Esto podría jugar en su contra en un cónclave dominado por la exigencia de cercanía y renovación en la relación entre la Iglesia y los fieles. Algunos lo perciben como demasiado prudente, casi excesivamente diplomático, sin una visión inspiradora comparable a la de Francisco o Juan Pablo II.
Matteo Zuppi, uno de los preferidos en las 'fancams' y en TikTok
Si Parolin es el papable más sólido desde el punto de vista institucional y diplomático, el cardenal Matteo Zuppi es más fuerte desde el punto de vista pastoral y popular. A sus 69 años, el arzobispo metropolitano de Bolonia y, desde el 24 de mayo de 2022, presidente de la Conferencia Episcopal italiana, es considerado un progresista moderado. Está atento a las cuestiones sociales, la paz y la inclusión, pero sin cuestionar la doctrina católica. No es un teólogo revolucionario, sino más bien un pastor pragmático, que propone una Iglesia con rostro humano, centrada en la misericordia, la proximidad y el Evangelio vivido.
Este candidato apoya el camino sinodal iniciado por Francisco, pero busca siempre el equilibrio entre las distintas almas de la Iglesia. Su nombre podría emerger como una figura de síntesis, capaz de mantener unidos al frente reformista y a una parte del frente moderado. En un escenario de estancamiento entre los candidatos conservadores y los más progresistas, Zuppi podría representar una salida compartida, gracias también a su capacidad para inspirar confianza y tender puentes.
✔️ Fortaleza: Es conocido por su estilo mesurado y directo, por su atención hacia los más pequeños y por una visión abierta, dialogante y no ideológica de la Iglesia. Su larga colaboración con la comunidad de Sant'Egidio -donde también se formó como mediador en negociaciones de paz en África, en Mozambique- le da credibilidad internacional y una sensibilidad diplomática poco común entre los obispos italianos. Fue nombrado por Francisco enviado especial para la paz en Ucrania. Su perfil es muy cercano a la línea del Papa Francisco, tanto que se le considera en cierto sentido "el italiano más franciscano" entre los cardenales actuales.
⛔ Límites: Es precisamente esta sintonía con Francisco la que puede representar un punto débil en el cónclave, sobre todo para aquellos cardenales que ven necesaria una "corrección" o al menos un reequilibrio tras años de aperturas percibidas por algunos como demasiado marcadas en el plano social, migratorio y sinodal.
Pierbattista Pizzaballa, el experto en Oriente Próximo
No asimilable al clásico séquito curial o vaticano, Pizzaballa es un franciscano con un fuerte perfil espiritual y diplomático, madurado en más de treinta años pasados entre Israel, Palestina, Siria, Jordania y Líbano.
A sus sesenta años, Pizzaballa se formó principalmente en Tierra Santa, donde vive permanentemente desde 1990. Fue custodio de Tierra Santa de 2004 a 2016, un cargo muy delicado que le convirtió en una figura de referencia entre las comunidades cristianas locales y en un interlocutor creíble en las relaciones con el judaísmo y el islam. En 2020 fue nombrado patriarca y en 2022 se convirtió en cardenal bajo Francisco.
Su orientación puede describirse como muy cercana a la línea del Papa Francisco: prefiere una Iglesia dialogante, pobre, arraigada en las periferias, no ideologizada, comprometida con los procesos de paz y convencida de la centralidad del Evangelio. Durante los conflictos de Tierra Santa, destacó como una figura humana, lúcida, capaz de gestos radicales. Emblemático es el episodio del otoño de 2023, durante el conflicto entre Israel y Hamás, cuando Pizzaballa declaró públicamente que estaba dispuesto a ofrecerse como rehén a cambio de la liberación de los niños secuestrados: un gesto altamente simbólico, muy apreciado dentro y fuera de la Iglesia.
✔️ Fortaleza: Pizzaballa tiene una experiencia internacional poco convencional, fuera de los grandes centros europeos de la Iglesia. Se le percibe como una figura libre, aunque en línea con la orientación pastoral de Francisco. Es escuchado y respetado por musulmanes y judíos, lo que le convierte en un símbolo fuerte para una Iglesia cada vez más minoritaria y dialogante. Su labor como custodio ha dejado huella en cuanto a capacidad de gestión, equilibrio y escucha de las comunidades locales.
⛔ Límites: Su reciente nombramiento como cardenal en 2022 podría verse como una limitación, no por su edad, sino por ser ajeno a la red de relaciones que cuenta durante un Cónclave.
No cuenta a priori con un grupo compacto que le apoye, pero este mismo hecho podría favorecer su ascenso, si se convierte en el nombre sobre el que converger tras el choque entre dos bloques, como ha ocurrido en el pasado con figuras percibidas como terceras vías. Entre sus posibles oponentes se encuentran los cardenales más vinculados a las estructuras centrales, como Parolin, y los de orientación conservadora, que verían en él una continuación de la línea bergogliana.