Las elecciones en Georgia se han visto empañadas por denuncias de intimidación, coacción y compra de votos, lo que ha llevado a la UE a pedir una investigación urgente.
PUBLICIDADLa Unión Europea ha instado a las autoridades georgianas a investigar "con rapidez, transparencia e independencia" las supuestas irregularidades en las elecciones parlamentarias del sábado. El partido gobernante, Sueño Georgiano, obtuvo la mayoría de los escaños con el 54% de los votos, seguido de lejos por varios partidos de la oposición.
Una misión conjunta de observación dirigida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) afirmó que las elecciones estuvieron "bien organizadas y ordenadas", pero constató un "ambiente tenso" y "denuncias generalizadas de presiones sobre los votantes", incluidos casos de intimidación, coacción y compra de votos que "comprometieron" el secreto del sufragio.
"Esas irregularidades deben aclararse y abordarse. Es un paso necesario para restablecer la confianza en el proceso electoral", afirmaron la Comisión Europea y el Alto Representante Josep Borrell en una declaración conjunta, en la que subrayaron la necesidad de "un diálogo constructivo e integrador en todo el espectro político."
Para el primer ministro, pasó lo mismo que "ocurre en todas partes"
El primer ministro, Irakli Kobakhidze, trató de minimizar las acusaciones, diciendo a la 'BBC' que las elecciones se habían desarrollado "de conformidad a los principios legales" y que "las irregularidades ocurren en todas partes, en todos los países." Por el contrario, la presidenta Salomé Zourabichvili, denunció una "falsificación total"de los votos bajo influencia rusa y llamó a los ciudadanos a protestar.
Las relaciones entre la UE y Georgia se han deteriorado gravemente bajo el mandato de Kobakhidze, lo que ha hecho descarrilar las antiguas aspiraciones del país de ingresar en el bloque.
Deriva autoritaria paralela a la de Orbán en Hungría
Bruselas ha censurado Sueño Georgiano por introducir leyes que debilitan la democracia del país y emulan el autoritarismo ruso. Unaley muy controvertidaque crea un registro público de medios de comunicación y ONG financiados desde el extranjero llevó a los líderes de la UE a congelar el proceso de adhesión de Georgia. La amenaza del partido gobernante de ilegalizar a sus principales opositores y un nuevo proyecto de ley que restringe los derechos del colectivo LGTBIQ+ avivaron aún más las críticas.
"La UE hace un llamamiento a Georgia para que adopte reformas democráticas, globales y sostenibles, en consonancia con los principios básicos de la integración europea", dice la declaración conjunta. "En este contexto, la UE recuerda que debe derogarse toda legislación que socave los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos georgianos y sea contraria a los valores y principios en los que se basa la UE".
No está claro que la UE logre cerrar filas
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, utilizó un lenguaje similar para instar a las autoridades georgianas a abordar "seriamente" las irregularidades. Michel declaró que los líderes de la UE "fijarán los próximos pasos en nuestras relaciones con Georgia" cuando se reúnan la próxima semana en Budapest y debatan los últimos acontecimientos.
Sin embargo, no está claro si los 27 jefes de Estado y de Gobierno lograrán cerrar filas y construir un frente unido. El coanfitrión de la cumbre, el primer ministro Viktor Orbán, fue el primero en felicitar a Kobakhidze y a Sueño Georgiano por su "aplastante victoria". Poco después, la oficina de Orbán anunció que viajaría a Georgia para reunirse con el primer ministro.
La "diplomacia libre" de Hungría
El viaje de Orbán a Tiflis "tiene lugar exclusivamente en el marco de las relaciones bilaterales entre Hungría y Georgia", declaró el lunes un portavoz de la Comisión Europea. "El primer ministro Orbán no ha recibido ningún mandato del Consejo de la UE para visitar Tiflis".
Los diplomáticos de Bruselas se han exasperado con la diplomacia libre de Orbán, que desencadenó un boicotcontra la presidencia del país. Aun así, se espera que todos los líderes, incluidos Charles Michel y Ursula von der Leyen, asistan a la cumbre de Budapest.