La capital belga ha suspendido temporalmente la implantación de esta tecnología. Una asociación contraria hace campaña en contra por sus supuestos daños a la salud.
PUBLICIDADOlivier Galand hace campaña en contra del 5G en una farmacia de Bruselas.
Cree que las pruebas realizadas sobre la inocuidad de esta tecnología no son suficientes.
Las ondas que empleará son de una frecuencia más alta para poder transportar más datos.
"La particularidad del 5G es que su capacidad de penetrar en los edificios disminuye, por lo que acabaremos con antenas por todas partes, una por cada decena de edificios", se lamenta Galand, de grONDES. "Es es muy preocupante. Muchos científicos, pediatras y médicos han dado la señal de alarma".
En la capital belga el despliegue del 5G ha sido temporalmente suspendido. Las autoridades locales lo han atribuido a razones sitrativas, aunque también han expresado su inquietud por la salud de los habitantes.
Por su parte, la Unión Europea continúa con sus planes de desarrollar el 5G en todo el territorio comunitario mientras se continúan valorando los riesgos.
"Nos permitirá, sobre todo, desarrollar nuevas y numerosas aplicaciones para nuestras actividades industriales, sobre en relación al internet de las cosas", explicaba Thierry Breton, comisario de Mercado Interno de la UE.
Para Olivier, las azoteas de los edificios ya están tapadas por antenas de operadores de móvil. Las ondas invisibles viajan por el aire. Él apaga el wifi en casa cuando nadie lo está usando. Pero la salud de su familia no es su única preocupación.
"Para fabricar los teléfonos móviles se usan materiales raros que son extraídos en países subdesarrollados por gente que trabaja en condiciones terribles. Vemos a niños en el Congo sacando los minerales en condiciones atroces".
El movimiento anti 5G de Bruselas insiste en que no se oponen a la tecnología. Olivier Galand ha decidido no usar un teléfono inteligente, sino uno más sencillo que emite ondas de frecuencia más baja.