Alemania es un país de inmigrantes. Pero a menudo tiene problemas con la integración. Sociedades paralelas, la necesidad de trabajadores inmigrantes cualificados y modelo son los términos de ésta ecuación.
Hoy en día casi el 20 por ciento de la población es de origen extranjero. La integración es a menudo un problema. En algunas escuelas más del 90 por ciento de los estudiantes son inmigrantes. Muchos entran en ella con 6 años y apenas hablan alemán, aunque sus padres hayan crecido en Alemania. El proyecto “Jobstart” ayuda a estos jóvenes a graduarse en la escuela y a encontrar su primer empleo.
Stuttgart, una ciudad rica al sur de Alemania, tiene un 40 por ciento de inmigrantes y se enorgullece de su “Alianza para la integración”. El programa fue considerado un modelo virtuoso por el Consejo de Europa y la UNESCO. Parte de la iniciativa es orientar a los jóvenes inmigrantes y ofrecerles un aprendizaje en el servicio público. La ciudad reconoce el potencial de los inmigrantes y se dirige a ellos en sus diferentes idiomas. Algunos no imaginaban poder trabajar en el servicio público siendo extranjeros.
Esta cultura de acogida es más fácil en una ciudad con industria del automóvil que en las regiones con altas tasas de desempleo. A nivel nacional, los investigadores afirman que los migrantes todavía tienen desventajas y se quedan atrás en educación, la cual es clave para la integración.
Con una población y una mano de obra que descienden, Alemania sabe que necesita a los inmigrantes y a los hijos de éstos a largo plazo. Pero los quiere preparados y cualificados.