La mitad de la población mundial ya se enfrenta ya a la escasez de agua y los países unen fuerzas para hacer frente a la crisis mundial. Visitamos Jordania y Chipre, dos países que se enfrentan a problemas con el agua y en los que se están aplicando diversas soluciones.
La mitad de la población mundial se enfrenta a la escasez de agua, y esta proporción va a seguir aumentando como consecuencia del cambio climático. Entre los riesgos están los daños medioambientales, la inseguridad alimentaria, las migraciones forzosas y los conflictos.
Jordania se ha convertido en uno de los tres países con mayor escasez de agua del mundo: cuenta con una capacidad disponible de aproximadamente 61 m3 de agua per cápita al año, muy por debajo del umbral de 500 m3 que ya caracteriza la escasez de agua.
En las últimas décadas, la presión sobre unos recursos muy limitados se ha visto incrementada por el cambio climático y las oleadas de millones de refugiados en este reino estable.
La ayuda de la UE en el sector del agua
La Unión Europea cofinancia, junto con el Banco Europeo de Inversiones y agencias de desarrollo como la alemana KfW y la sa AFD, un gran número de proyectos a través de subvenciones y préstamos con el fin de garantizar que los ciudadanos dispongan de agua suficiente y promover el desarrollo sostenible de Jordania.
Entre estos proyectos se incluye la construcción de la planta de producción de agua potable Wadi al Arab II, la renovación del depósito de agua de Irbid y la modernización de las plantas de tratamiento de agua para que los agricultores puedan regar los campos con agua regenerada.
La UE también es uno de los principales patrocinadores del megaproyecto denominado «Aqaba-Ammán», que consiste en construir una de las mayores desalinizadoras del mundo en el Mar Rojo y bombear agua 450 km hasta la capital.
«Si el proyecto no funcionara, no tendríamos agua suficiente para la agricultura ni para la industria. Los inversores han apostado por este proyecto, así que esperamos conseguirlo», declaró a 'Euronews' Raed Abu Soud, ministro jordano de Agua e Irrigación.
Europa en la búsqueda de agua no convencional
La desalinización es uno de los recursos hídricos «no convencionales» de los que ya dependen en gran medida países europeos como España, Chipre y Portugal. Pero esta práctica consume mucha energía, y la salmuera que se vierte puede dañar los ecosistemas marinos.
Chipre también es líder europeo en reutilizar las aguas residuales para el riego, una solución más circular que la Unión Europea pretende maximizar y hacer más eficaz.
En 2023, Chipre recuperó aproximadamente 29 millones de metros cúbicos de agua, dos tercios de los cuales se destinaron a la agricultura. La otra parte se utilizó para rellenar los acuíferos, según explica el Departamento de Desarrollo del Agua, que depende del Ministro de Agricultura.
«Hay que aprovechar hasta la última gota, pues la historia nos ha demostrado que almacenar el agua de lluvia en embalses no es una solución permanente», afirma Yianna Economidou, del Departamento.
En 2008, cuando Chipre pasaba por una sequía grave, el país tuvo que importar agua dulce de Grecia.
La estrategia esperada de la UE para la resistencia del agua
La Comisión Europea tiene previsto presentar este año su Estrategia de Resiliencia del Agua, que se espera que impulse la eficiencia, la reutilización del agua y la circularidad a través de la inversión y la innovación en todo el sector.
Uno de los componentes de esta consistirá en mejorar la lucha contra la contaminación del agua, mientras que una nueva directiva europea prevé que las industrias cosmética y farmacéutica colaboren de manera económica para instalar un tratamiento adicional en las grandes depuradoras de aguas residuales y conseguir eliminar los microcontaminantes.
«La Unión Europea es pionera en este aspecto. El conocimiento impulsa la política, y la política impulsará los avances tecnológicos», aseguró a 'Euronews' Despo Fatta Kassinos, profesora de la Universidad de Chipre.