El investigador espera que su caso inspire a otros a probar los viajes sin volar.
Un investigador italiano que fue despedido por negarse a volar ha obtenido una indemnización económica. El investigador climático Gianluca Grimalda y su antiguo empleador llegaron a un acuerdo en la demanda presentada por despido improcedente. El acuerdo se alcanzó durante el proceso de apelación después de que la demanda original de Grimalda fuera rechazada el pasado mes de febrero.
Grimalda fue despedido de su trabajo en el Instituto de Kiel para la Economía Mundial (IfW) en octubre de 2023 por no haber volado de vuelta de su trabajo de campo en Bougainville, Papúa Nueva Guinea. Aunque el IfW había aprobado el plan original para que realizara el viaje de otro modo, se le ordenó regresar en avión después de que no se presentara en Kiel en la fecha acordada.
El viaje de ida de Europa a Papúa Nueva Guinea duró en total 35 días, y el regreso estaba previsto que durase unos dos meses. Grimalda afirma que su retraso se debió a aplazamientos de visados, amenazas a la seguridad, actividades volcánicas y otros problemas logísticos. Se cree que es el primer caso conocido de despido por negarse a coger un avión para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El investigador calcula que el viaje redujo diez veces sus emisiones de gases de efecto invernadero en el trayecto de 28.000 km entre Papúa Nueva Guinea y Europa.
Al comentar el acuerdo, dijo: "Me siento triste y feliz al mismo tiempo. Triste porque he perdido un trabajo que amaba. Feliz porque el juez reconoció implícitamente la imposibilidad de despedir a un empleado por negarse a coger un avión".
"Espero que mi caso inspire a más empleados, instituciones y empresas a apoyar activamente la transición de economías basadas en combustibles fósiles a sociedades descarbonizadas y centradas en las personas".
Dice que tiene previsto seguir investigando y viajar de nuevo a Papúa Nueva Guinea este año para seguir investigando cómo se adapta la población local al cambio climático. Grimalda asegura que 75.000 euros de la indemnización por despido se donarán a la protección del medio ambiente y el clima y al activismo climático.
¿Qué significa esto para los empleados que quieren evitar volar?
Jorn Broschat, abogado especialista en derecho laboral que defendió a Grimalda, dice estar satisfecho con el resultado y con el hecho de que se revisó "la decisión errónea de la primera instancia" y confirma que finalmente "no hubo motivo" para el despido.
Pero la situación jurídica sigue siendo incierta para los empleados que prefieren los viajes climáticamente neutros. "Este caso pone de relieve la creciente intersección entre el derecho laboral y las prácticas respetuosas con el clima. Representa un hito en el debate emergente sobre los derechos de los empleados a defender sus principios climáticos como parte de sus obligaciones profesionales", afirma.
Broschat añade que es hora de que los legisladores y los grupos de negociación colectiva, como los sindicatos, tengan en cuenta estas convicciones y las consagren en los derechos laborales.
"Esto es sólo el principio de, sin duda, numerosas decisiones en materia de legislación laboral que abordarán la compleja interacción entre el cambio climático y los intereses de empleados y empresarios".