El arancel del 25% impuesto por Trump a las importaciones de automóviles sacude los mercados de renta variable y suscita reacciones airadas, con los grupos industriales europeos advirtiendo de perturbaciones en la cadena de suministro, aumento de los precios y riesgos para el empleo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso un arancel del 25% a todas las importaciones de automóviles a partir de la próxima semana, al que seguirán las de piezas de automóviles el 3 de mayo de 2025, lo que ha sacudido a los mercados mundiales.
La medida fue rápidamente condenada por los líderes europeos y las partes interesadas del sector. La Casa Blanca defendió la decisión por motivos de seguridad nacional, alegando que las importaciones extranjeras de automóviles siguen suponiendo un riesgo para la base industrial estadounidense. "Considero que las importaciones de automóviles y determinadas piezas de automóviles siguen amenazando la seguridad nacional de Estados Unidos y estimo necesario y apropiado imponer aranceles", decía el comunicado de la Casa Blanca.
La reacción al otro lado del Atlántico fue rápida y severa. El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, pidió una respuesta europea fuerte y unificada, declarando: "La UE debe dar ahora una respuesta firme a los aranceles: debe quedar claro que no retrocederemos ante Estados Unidos".
La Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA) advirtió de graves consecuencias económicas. Su presidenta, Hildegard Müller, dijo que los aranceles envían "una señal desastrosa para el comercio libre y basado en normas" y corren el riesgo de interrumpir las cadenas de suministro mundiales estrechamente integradas. "Las consecuencias costarán crecimiento y prosperidad a todas las partes", añadió, e instó a entablar negociaciones urgentes entre EE.UU. y la UE para evitar una nueva escalada.
Lazos entre Alemania y EE.UU.
Müller destacó los profundos lazos económicos entre la industria automovilística alemana y Estados Unidos. Las empresas alemanas emplean a unos 138.000 trabajadores en EE.UU., 48.000 de ellos en la fabricación y 90.000 en el suministro de piezas. De los más de 900.000 vehículos producidos en EE.UU., alrededor de la mitad se exportan a todo el mundo.
"EE.UU. es un componente importante de la red de producción de la industria automovilística alemana, y desde allí se abastece también al mercado mundial", afirma el comunicado de la VDA. Una encuesta reciente de la VDA entre empresas medianas del sector del automóvil mostró que el 86% espera verse afectado por los aranceles: el 32% directamente y el 54% indirectamente a través de las redes de proveedores y clientes. La asociación subrayó que esta perturbación podría poner en peligro el modelo de producción global que sustenta la competitividad de la industria.
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) se sumó al coro de preocupaciones, advirtiendo de que los nuevos aranceles llegan en un "momento decisivo" para una industria que está experimentando una compleja transición hacia la electrificación, la digitalización y la sostenibilidad, en medio de una intensificación de la competencia mundial.
"Los fabricantes europeos de automóviles llevan décadas invirtiendo en Estados Unidos, creando puestos de trabajo, fomentando el crecimiento económico en las comunidades locales y generando enormes ingresos fiscales para el Gobierno estadounidense", declaró Sigrid de Vries, directora general de ACEA.
La ACEA destacó que muchos fabricantes europeos de automóviles producen vehículos en EE.UU. y exportan entre el 50% y el 60% de esa producción a los mercados internacionales. "La UE y EE.UU. deben entablar un diálogo para encontrar una solución inmediata que evite los aranceles y las consecuencias perjudiciales de una guerra comercial", añadió de Vries.
Los analistas advierten del aumento del precio de los coches
Los analistas de Wall Street señalaron el riesgo de que suban los precios de los vehículos para los consumidores estadounidenses. Mark Delaney, analista de Goldman Sachs, dijo en una nota que los precios de los coches importados podrían subir entre 5.000 y 15.000 dólares (entre 4.600 y 13.800 euros) dependiendo del vehículo.
Incluso los modelos ensamblados en EE.UU. podrían ver incrementado su coste entre 3.000 y 8.000 dólares (2.800-7.400 euros) debido al uso de componentes de origen extranjero. Suponiendo que aproximadamente el 50% de las piezas de los coches fabricados en EE.UU. sean importadas, los aranceles sobre las piezas de automóvil podrían elevar significativamente los costes de producción.
Delaney advirtió que, si bien los aranceles sobre las piezas se introducirán gradualmente en mayo, la falta de claridad sobre qué componentes están cubiertos añade más incertidumbre. "Seguimos creyendo que los aranceles son un riesgo a la baja para las ganancias", dijo Delaney.
Delaney dijo que el impacto en los fabricantes de automóviles estadounidenses variaría. Tesla y Rivian, que fabrican íntegramente en EE.UU., están relativamente aislados. Se calcula que Ford produce internamente el 80% de su volumen de ventas en EE.UU., mientras que General Motors se abastece localmente en un 60-70%, aunque ambas empresas también exportan desde EE.UU. y mantienen complejas cadenas de suministro globales.
En cambio, algunos fabricantes de automóviles europeos pueden perder mucho más. Según el banco de inversión estadounidense, Volvo Cars y Porsche son los "más expuestos a cualquier aumento de los aranceles entre EE.UU. y la UE".
Las acciones de los fabricantes de automóviles caen en picado
Los fabricantes europeos de automóviles fueron los más afectados en la sesión del jueves. Las acciones de Porsche AG se desplomaron un 5,4%, seguidas de las de Mercedes-Benz AG (-4,8%), Ferrari (-4,7%), BMW AG (-3,7%) y Volkswagen AG (-2,9%). El fabricante sueco Volvo AB, que carece de una producción significativa en EE.UU., cayó un 1,3%, mientras que los fabricantes de piezas de automóviles Continental AG y Pirelli cayeron alrededor de un 2% cada uno.
Las caídas se extendieron también a los valores estadounidenses. General Motors y Ford cayeron un 7% y un 3,7%, respectivamente, en las operaciones previas a la apertura del mercado, mientras que Tesla cedió un 1,7%, lo que refleja la preocupación general por la capacidad de la industria para absorber las nuevas presiones de costes sin dañar la demanda o los márgenes.