El antiguo policía y detective privado, imputado en medio centenar de causas judiciales por la macrocausa Tándem, espió en 2011 al expresidente de Sacyr tras ser contratado por Repsol y Caixabank.
La Audiencia Nacional española ha condenado al excomisario José Manuel Villarejo a ocho años de cárcel por su rol durante el intento de adquisición de la petrolera Repsol por parte de la constructora Sacyr y de Pemex -empresa estatal mexicana de petróleo- en 2011. El que fuera su principal socio, Rafael Redondo, también ha sido condenado a seis años por su actividad en Cenyt, el entramado a través del cual se facturaron los trabajos privados de Villarejo mientras seguía en activo en la Policía Nacional.
La sentencia del conocido como caso Wine, de 651 páginas, investiga cómo algunos antiguos trabajadores de Repsol y CaixaBank trataron de frenar la adquisición de esta primera empresa por parte de Sacyr y Pemex, mediante la contratación de los servicios de Villarejo como empresario parapolicial privado. La sala constata que el excomisario consiguió acceder al tráfico de llamadas del que fuera presidente de Sacyr, Luis del Rivero, así como de su esposa y de otros vínculos de su entorno, pero no ha conseguido demostrar que pasara dicha información a sus clientes. El resto de acusados (el exjefe de seguridad de Repsol, Rafael Araujo; su entonces número dos, Rafael Girona, y el exresponsable de seguridad en CaixaBank, Miguel Ángel Fernández) han sido absueltos.
Se trata de una de las numerosísimas líneas de investigación de la macrocausa Tándem, también conocida como caso Villarejo. Este complejo entramado judicial, abierto en 2017 tras su detención inicial, se compone de cerca de medio centenar de líneas de investigación. Las más relevantes cubren desde espionajes empresariales (Iron, Pintor), o personales (Land, Ámbar, Pinto) hasta operaciones parapoliciales con implicaciones políticas de alto nivel (el caso Kitchen sobre el espionaje al extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas). Villarejo ya ha sido condenado por varias de ellas, aunque algunas sentencias han sido anuladas y otras están pendientes de condena en firme.
¿Qué dice la nueva sentencia?
La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal indica que Villarejo actuaba en una esfera "absolutamente privada, sin que conste intervención policial alguna en este proyecto". Es decir, que actuaba al margen de sus responsabilidades como funcionario policial. No consta, dice, que ningún otro policía recibiese remuneración por participar en este entramado, por lo que la Audiencia Nacional le desestima el delito de cohecho o soborno. Pero la sentencia es clara: su actividad era conocida y tolerada por sus superiores "a todos los niveles", aunque no fuese constitutiva de delito.
El cohecho ha supuesto uno de los principales puntos de fricción entre el juez y la Fiscalía Anticorrupción. Este último organismo considera que Villarejo hizo uso evidente de su condición de policía y su agenda de os para desarrollar los encargos de su empresa privada.
La sentencia afirma que, "con la finalidad de cumplir el mandato de sus superiores", los empresarios acusados de Repsol y CaixaBank aron con Villarejo en octubre de 2011 durante una fiesta policial para obtener información acerca de Sacyr y Pemex y sus intenciones con respecto a Repsol. Villarejo bautizó este encargo como proyecto Wine, que se alargó hasta 2012 y por el que cobró un total de 413.600 euros. En este marco, Villarejo recabó información de Luis del Rivero, "incluyendo la totalidad de sus movimientos empresariales, las personalidades de todo tipo con las que se reunía y aba".
Villarejo ha recibido una pena de dos años de cárcel por cada delito (cuatro) de revelación de secretos a los que ha sido condenado: los ocho totales que firma la sentencia.