Las organizaciones animalistas denuncian que la caza de osos como trofeo está prohibida en Rumanía. La empresa encargada de la batida defiende que fue algo legal.
PUBLICIDADSe llamaba Arthur, y era según los expertos el oso más grande de Rumanía y probablemente de toda Europa, y estos días se ha convertido tristemente en el protagonista de una historia de cuento sin final feliz. El pasado mes de abril, era abatido por el príncipe de Liechtenstein para conmoción e indignación de múltiples asociaciones animalistas y medioambientales.
Tanto el alcalde de la comunidad transilvana de Ojdula como la empresa responsable de la batida mantienen que la caza fue legal, ya que el cazador, Emanuel Von und zu Liechtenstein, contaba con un permiso especial para matar a un oso problemático que atemorizaba a los vecinos de la zona.
Los activistas, no obstante, aseguran que el oso problemático era una hembra y no Arthur, y que a este se le cazó a sabiendas de este hecho y como trofeo, algo totalmente prohibido en este país desde el año 2016. Ya en otras ocasiones se ha sospechado repetidamente de como las empresas de caza rumanas dejan que los cazadores abatan machos que pueden venderse como trofeos, en lugar de cazar tan solo osos problemáticos.
"Hay que aclarar en efecto si el animal tomado como trofeo es el mismo para el que estaba previsto el permiso", reconocía el ministro de Medio Ambiente de Rumanía, Barna Tánczos, que confirmaba que la investigación sobre lo ocurrido ya está en marcha.
Según medios locales, el príncipe Emanuel Von und zu Liechtenstein, residente en el castillo austriaco de Riegersburg, habría pagado 7000 euros para obtener el permiso de viajar a Rumanía y conseguir a Arthur como trofeo. Todo un misterio por resolver que podría acabar con el cazador cazado.