Las esperanzas de todo un país están puestas en las botas de los Pogba, Dembelé, Umtiti, Mbappé, para que vuelvan a París con su segunda estrella
PUBLICIDADLas expectativas son extremadamente altas en Francia ante la final del Mundial. De entrada porque Francia ha demostrado su fortaleza como equipo, y además hay hambre de otro título. La última vez que los "bleus" ganaron el Mundial fue hace veinte años. Pero esto es mucho más que fútbol porque esta nación a menudo dividida, rara vez se pone de acuerdo en algo que la haga arraigarse o soñar al unísono.
Ahora, tienen la oportuidad de ir todos juntos con un equipo que representa a Francia en su conjunto con toda su diversidad. Las esperanzas de todo un país están puestas en las botas de jugadores llamados Pogba, Dembelé, Umititi y Mbappé. Kylian Mbappé es un extraordinario jugador de 19 años con raíces argelinas y camerunesas. De los 23 jugadores que tiene Didier Deschamps en Rusia, 17 son inmigrantes o hijos de inmigrantes, y 12 tienen antepasados africanos.
Una muestra de su integración en unos tiempos en los que el populismo y, por supuesto, el racismo están al alza aquí en este país. En toda Francia, este domingo, centenares de miles de personas unidas con sus héroes. Héroes con los que pueden identificarse, héroes de los que esperan que vuelvan con su segundo Mundial.
Aunque lo más importante es que la selección sa puede inspirar a otros sectores de la sociedad con vistas a una mejor integración, y en esto Francia ha conseguido ya una gran victoria.